miércoles, mayo 10, 2017

Nota sobre el despido del Director del FBI por Donald Trump

Por Amando Basurto-

Ayer por la tarde el presidente Donald Trump hizo uso de una facultad ejecutiva -que usualmente no se utiliza para evitar que las agencias de inteligencia estadounidenses (FBI, CIA) sean politizadas- y despidió a James Comey como Director del Federal Bureau of Investigation (FBI). El despido es resultado, explica el ejecutivo, del mal manejo que Comey ha hecho en el caso de los "correos electrónicos de Hilary Clinton". Muchos medios desde la tarde de ayer han dicho que esto no tiene sentido porque el mal manejo del caso es público desde antes de que Trump fuese juramentado presidente y que, además, el despido es evidentemente un intento de descarrilar las investigaciones sobre la posible coordinación entre miembros del equipo del Presidente y "Rusia".

Primero habría que dejar en claro que el despido de Comey realmente atenta contra la estabilidad institucional gubernamental (especialmente contra la independencia del poder judicial) y, a su vez, incrementa la volatilidad de una administración que es ciertamente inconsistente. Sin embargo, el mal manejo del caso de los correos electrónicos se refiere a la última comparecencia de Comey en el Congreso y la nota aclaratoria -que envió ayer mismo el FBI (antes del despido de Comey) aclarando a la Comisión del Congreso importantes imprecisiones en la comparecencia de su Director. Ésta fue la gota que derramó el caso y fue la excusa perfecta para que Trump se deshiciera de Comey y ahora intente designar a alguien a modo (alguien que sea su "empleado" pero bajo presión del Procurador General).

Creo que mucha atención debería prestarse a la carta en la que Trump despide a Comey, ya que contiene una declaración que intenta autoexculpar, ex ante, al Presidente: "While I greatly appreciate you informing me, on three separate occasions, that I am not under investigation, I nevertheless..."

¿Qué tiene que ver el que Trump "reafirme" que no está bajo investigación con la recomendación del despido de Comey emitida por la Procuraduría General (Attorney General)? ¿Cuál es la relación entre "no estar bajo investigación" y los correos de Hilary Clinton? Nada, no parece haber relación. Dos son las cosas que se pueden derivar de la frase incluida en la carta: 1) lo que Trump le está expresando a Comey es que lo tenía que despedir a pesar de haber sido fiel y haberle cubierto la espalda (asegurándole no una sino tres veces que no estaba bajo investigación; lo que quiere decir que muy probablemente Trump le preguntó esto por lo menos tres veces); 2) que Trump (sea cierto o no) se autoexculpa automáticamente al comprometer públicamente al Director del FBI diciendo que le había dicho tres veces que no estaba bajo investigación (y al parecer no cuando cantase el gallo). A mi me parece, sin embargo, que más que exculpar la carta acaba incriminando al presidente. Este es sólo el inicio de una macabra novela.


Amando Basurto Salazar

Doctor en Política por la New School for Social Research y Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México 
@amandobasurto

lunes, mayo 08, 2017

El voto francés contra el ultranacionalismo

Por Amando Basurto-

Ayer, la derrota electoral de Marine Le Pen en Francia tomó a muy pocos por sorpresa. A pesar de registrarse el más alto nivel de abstencionismo (casi 30%) en más de 30 años, el triunfo de Emmanuel Macron ha sido contundente. El resultado deja muy pocas dudas, los franceses son conservadores pero no ultranacionalistas. En los próximos días veremos, muy probablemente, análisis sobre cómo las identidades locales/regionales han resistido históricamente políticas y discursos ultranacionalistas (como los de la familia Le Pen y allegados) y cómo influyeron en las elecciones de ayer.

El triunfo de Macron es un “triunfo por amontonamiento” (como lo fue el de Jacques Chirac sobre Jean-Marie Le Pen en 2002), es un triunfo de “todos contra Le Pen”. El llamado a votar en contra de políticas patrioteras, aislacionistas y xenófobas (y religiosamente discriminatorias) fue suficiente para que una gran mayoría de los franceses que votaron lo hicieran a favor de políticas neoliberales concentradas en En Marche!, el movimiento “ciudadano” independiente que Macron creó tras salir de entre las filas del Partido Socialista hace un año. Es importante resaltar que Macron fue electo por alrededor del 66% de los votantes en una elección en donde los votos blanco y nulos fueron de casi 10% y en donde votaron 33 de 47 millones de votantes inscritos (de un total de casi 70 millones de posibles votantes).

En Marche! asemeja una versión francesa de la Tercera Vía que, sin romper con el neoliberalismo imperante por cuarenta años, pretende ciudadanizar la agenda pública y re-moralizar la política en Francia. Es un remozamiento “popular” de la derecha tradicional que pone en evidencia el bipolarismo partidista heredado del siglo XX. Aún más importante para muchos, Macron promete afianzar el papel de liderazgo de Francia dentro de la Unión Europea (ojalá lo haga de una marea mucho menos parca que su discurso de victoria el día de ayer). Resulta irónico que el discurso ultranacionalista del Frente Nacional haya resultado antipatriótico al llamar hoy a romper con la Unión Europea por que no puede haber algo menos franco-nacionalista que seguir el ejemplo de los británicos (Brexit). Macron, por su lado, no dudó en aparecer frente a las banderas francesa y europea durante su discurso de victoria (veremos como influye esto en la negociación que Theresa May tiene que realizar para completar la escisión del Reino Unido de la Unión Europea). El gran reto de Macron será generar rápidamente una alianza estratégica para las elecciones legislativas que se llevarán a cabo en un mes ya que la Asamblea, por el sistema de cohabitación francés, puede reducir mucho su margen de maniobra si no lograse designar un primer ministro que conduzca su agenda de manera exitosa.

La gran perdedora de las elecciones en Francia (como parece ser una constante alrededor del mundo) es la izquierda (moderada y radical), que no ha podido articular un discurso ni políticas convincente frente a los nuevos retos que impone un mundo mucho mejor “conectado” que sólo ha favorecido un gran acumulación de riqueza en las manos de unos pocos.