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miércoles, abril 30, 2014

El preguntón incómodo

Por Amando Basurto

Iniciamos la semana con una manifestación novedosa en nuestro país: la publicación de una carta abierta de Alfonso Cuarón hacia Enrique Peña Nieto. La novedad no reside en que alguien publique una carta abierta dirigida al presidente, sino en que 1) lo hace una figura mediática que tiene una posición privilegiada por los reconocimientos internacionales que ha recibido recientemente y 2) la carta misma es una respuesta a un comentario que hace el presidente en una entrevista.

Por ello no parece correcto reducir la “carta abierta” de Cuarón al enlistado de las diez preguntas que contiene. Aunque precisamente éste ha sido el tratamiento más recurrente en los medios. Es cierto, las preguntas no sólo son importantes, sino claras y concisas. Sin mencionar partidos políticos y sin mostrar preferencia partidista, las preguntas de Cuarón desenmascaran parte de los problemas al rededor de la reforma energética como, por ejemplo, la falta de herramientas regulatorias (y su muy posible ineficacia por los niveles de opacidad del gobierno mexicano y corruptibilidad de los que en él laboran), el tamaño del boquete fiscal que abre la privatización del sector, y los peligros que representa la debilidad institucional de nuestro país frente al poder de negociación y presión de las grandes corporaciones energéticas.

Pero antes de enlistar las preguntas, Cuarón le reclama al presidente Peña –con razón y muy diplomáticamente– que le haya tildado de mal-informado. Y esto es lo que llama más la atención. No por el reclamo mismo sino por los comentarios de Enrique Peña que lo desatan. En la entrevista que le hace León Krauze, Peña no sólo tilda de a Cuarón de desinformado sino que lo hace ver como presa fácil (ideológicamente) de la ilusa o malintencionada propaganda de “grupos de oposición”. Cuarón revira escribiendo que la fuente de desinformación es, en realidad, el proceso legislativo “pobre” que “careció de una discusión profunda”. Y sin mencionar la propaganda de estado en la que se presentaba a un “trabajador de PEMEX” diciendo que el precio de la luz va a bajar y que va a haber mucho empleo nuevo, Cuarón inicia preguntando exactamente eso: “¿Cuál es el cronograma de esos beneficios?”

La pregunta que habría que hacerse, y que no está incluida en la carta abierta, es: ¿por qué contestó así Peña Nieto en la entrevista? Es cierto, por la forma en la que la hace Krauze, la pregunta es un ‘busca-pies’ y el presidente cae en la trampa al contestar con lo primero que le viene a la mente. Pero, ¿por qué lo primero que se le ocurre a Peña es descalificar el comentario de Cuarón como resultado de la manipulativa propaganda de “grupos de oposición”? ¿Por que no contestar con un simple: “La de Cuarón es una opinión que respeto tal y como respeto la de todos los demás ciudadanos; todavía falta que el Congreso apruebe las leyes secundarias y en ellas podrán observar todos como el temor de haber ‘vendido a México’ es infundado”? (leyes secundarias que, por cierto, se presentan hoy mismo)

Es evidente que la elección de la respuesta es resultado de la manera en como se hace y se ha hecho política en México en las últimas décadas. Si alguien tiene una opinión distinta o crítica con respecto a las decisiones que toma el gobierno entonces es, casi automáticamente, un “mal-informado” por “grupos de oposición”. La respuesta demuestra lo desinformado que está el presidente con respecto a la realidad política mexicana; si alguna vez muchos gritaron “todos somos Marcos” nadie grita “todos somos perredistas o morenistas” ni mucho menos “todos somos AMLO”. El presidente Peña probablemente cree que los que tienen dudas o están en contra de la reforma energética tal y como fue aprobada están bajo el influjo de propaganda opositora y no piensan lo que están diciendo (como él al contestar la pregunta de Krauze).

Ahora a ver si hay la respuesta del ejecutivo federal. Si se da, muy probablemente será colegiada (con la participación de los Secretarios de Energía y Hacienda) para no permitirle al presidente contestar simplemente: “tones para los preguntones”, como se dice coloquialmente en México.

martes, febrero 25, 2014

El “chapo” Guzmán no es bin Laden


Los medios electrónicos y escritos están llenos de un pleito simplón entre quienes aplauden a coro la captura de Joaquín Guzmán Loera y aquellos que sencillamente la descalifican como un circo publicitario. Entre aquellos que insisten nacionalistoidemente en que la captura es un hito en tema de seguridad y quienes dicen que el “chapo” fue arrestado por ordenes superiores desde Washington. A pesar de ello, algunos pocos se han preguntado cosas más interesantes como ¿y ahora qué?, ¿cómo se va a reflejar tal arresto en la seguridad del ciudadano común? y ¿será que el gobierno mexicano es capaz de ejecutar la sentencia del chapo antes de que se vuelva a escapar o alguien lo mate?

Sin embargo, hay una pregunta que sigue en el aire; en buena medida porque la respuesta es especulativa. ¿Por qué razón el gobierno estadounidense filtró la “noticia” a la Associated Press mucho antes de que se anunciase la captura en México? La respuesta simplona es que el gobierno de los Estados Unidos es mucho mas eficaz en el uso político y propagandístico de las filtraciones a los medios que el propio gobierno mexicano. Esto es cierto; la Casa Blanca y el Congreso estadounidense tienen mucha experiencia en el uso privilegiado de la información y su filtración. La pregunta siguiente, en este caso, sería ¿qué ganaba la casa blanca con hacer saber a los estadounidenses o al mundo sobre la captura del “chapo” en primicia? Pareciera que el mensaje estaba dirigido a alguien más. Y es un mensaje que requiere interpretación.

Interpretemos entonces e imaginemos la deliberación detrás de la filtración: “el gobierno mexicano (vecino, amigo, socio, ahora con energéticos liberalizados, y con quien nos acabamos de sacar la foto) acaba de arrestar al delincuente más buscado (más adinerado y más poderoso según algunos) en la historia contemporánea de México. Lo encontró y arrestó hace pocas horas con nuestro apoyo en inteligencia pero en realidad lo hicieron ellos solos. ¿Por qué no filtramos la noticia del arresto y le arruinamos los bombos y platillos?” En verdad no creo que esta haya sido la intención de la filtración. Entonces ¿por qué no esperar a que el gobierno de Peña Nieto diese la noticia, filtrando primero la nota y saliendo a declarar después?

Es probable que el mensaje detrás de la filtración haya sido: “Ya capturaron al “chapo” Guzmán (nosotros estamos seguros de su identidad aunque el gobierno mexicano no). Lo capturaron con vida (no lo vayan a matar, desaparecer o liberar), el “chapo” no es bin Laden vale más vivo que muerto. Además queremos que reconozcan nuestro trabajo de inteligencia aunque no la presencia de nuestros agentes. Y como reconocen la importancia (fundamental) de la información que les dimos para su captura no nos vayan a negar su extradición.” Esta parece más la razón de la filtración.

Que el “chapo” Guzmán esté de nuevo tras las rejas es de aplaudir ciertamente; que se haga uso de la información que se obtenga para hacer lo mismo con quienes le otorgaron asilo y protección durante estos años lo será más. Esperemos unos días y veamos si el gobierno mexicano puede generar algo tangible de este arresto o si se queda como llamarada de petate. También esperemos a ver si el “chapo” se libra de ser extraditado o no, tal vez nuestros vecinos ya entregaron más explícitamente el mensaje en Los Pinos.