Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley
El día de ayer, 23 de abril, se
decidió finalmente la carrera por la presidencia en los Estados Unidos: Barack
Obama vis a vis Mitt Romney. El ex
gobernador Romney logró vencer en las cinco elecciones (New York, Connecticut,
Delaware, Rhode Island y Pensilvania) con lo que podría estar cerca de los 900
delegados a la Convención Nacional Republicana.
En realidad desde el pasado 10 de
abril con la suspensión de la campaña de Rick Santorum, era ya evidente que el
ex gobernador enfrentaría al Presidente Obama, pero las elecciones primarias de
ayer confirmaron la candidatura de Romney y hacen difícil que se dé alguna
sorpresa en la Convención (Nacional Republicana). Desde ahora, ambos partidos
se concentrarán en la estrategia política y, principalmente en la financiera;
una campaña competida exige grandes cantidades de dinero. Habrá que seguir la
pista a los mecanismos financieros que apoyan directa e indirectamente a los
candidatos; PAC’s, Súper PAC’s y grupos 527, explicados en un artículo
anterior.
Santorum suspendió su candidatura
tanto por la diferencia en los delegados (739 a 260) como por la presión de la
cúpula Republicana, a fin de que no siguiera debilitando a Romney la contienda
interna; Newt Gingrich (137 delegados) y Ron Paul (75 delegados) en realidad
tienen un papel marginal en el proceso. Aunque Santorum no endosó la
candidatura de Romney, muy probablemente la misma presión cupular que presionó
para que claudicara y el objetivo común de evitar que Obama sea re electo –de
lo poco que tienen los Republicanos en común- obliguen al Senador a endosar
clara, decidida y muy activamente la candidatura de Mitt Romney.
A lo largo de la elección interna
fue muy claro cómo la fortaleza de Santorum radicaba en las grandes carencias
de Romney. Si al ex Gobernador se le acusaba de no ser suficientemente
conservador en su política social, el Senador por Pensilvania concentró su
campaña en esos temas precisamente, atrayendo a un importante número de
simpatizantes. Su éxito fue tal que puso en duda por algunas semanas la
victoria de su principal oponente. Pero ahora esa fuerza y el apoyo popular que
logró Rick Santorum pueden ser muy necesarias para la campaña presidencial de
Romney.
El ex Gobernador necesita un
compañero de fórmula que atraiga a los electores conservadores que no lo
aprueban, por ello es que se ha mencionado recientemente al Senador por Florida
Marco Rubio –primer Senador de origen cubano en la historia de los Estados
Unidos, y- quien es simpatizante del Tea
Party; de hecho es de los muy pocos candidatos cercanos al Tea Party en la
elección intermedia de 2010, que ganó su proceso. Sin embargo, se duda –desde
dicho proceso de 2010- de la fortaleza, efectividad y peso político de este
movimiento. Una encuesta reciente del Washington Post-ABC News a nivel
nacional, reflejó –entre otras cosas- que 6 de cada 10 personas no están
interesadas en conocer más al Tea Party,
y señalaron que mientras más lo conocen menos les gusta. Seguimiento sobre el
particular establece que el apoyo a candidatos del Tea Party –o cercanos a él- no ha variado en el último año.
Aunque miembros del Tea Party aseguran que su movimiento es
más fuerte que hace dos años, el hecho es que la condiciones políticas lo han
debilitado. Varios miembros del Partido Republicano (también conocido Grand Old
Party, GOP) se han movido a la derecha del espectro ideológico-político en
busca de mayor apoyo popular, tanto en cuestiones económicas como políticas y
sociales, quitando así espacio al Tea
Party. Ejemplo de ello es el Senador Orrin Hatch de Utah, quien fue
rankeado en 2008 como el legislador conservador número 29, y después de adoptar
principios conservadores más duros fue el 15 en 2011.
En ese contexto es que se vuelve
sumamente útil Rick Santorum, quien es un católico fundamentalista cercano al
Opus Dei y a los Legionarios de Cristo. La campaña de Mitt Romney sabe que
necesitan un compañero de fórmula del conservadurismo duro, a fin de atraer a
ese sector, pero también tratar de compensar el poco apoyo hacia su candidato
de sectores como las mujeres, los latinos y los jóvenes en general, que en 2008
fueron clave para Barack Obama. El Senador por Pensilvania, podría atraer a
esos sectores y además ayudaría a cicatrizar las heridas de la batalla
Republicana, y así llegar más fortalecidos a la elección general de noviembre.
Máxime cuando las últimas encuestas a nivel nacional devuelven la ventaja al
Presidente Obama entre 7 y 5 puntos.