Los grupos de interés o grupos de
presión son un actor fundamental en el sistema político estadounidense. Para la
lógica norteamericana ellos no son más que los individuos organizados a fin de
proteger sus intereses; la única forma efectiva de hacerlo, como señalaría
Arthur F. Bentley en su The Process of
Government, desde 1908. Años, por cierto, de la profundización y/o
estructuración de la(s) élite(s) del poder en los Estados Unidos. La influencia
a través de la participación directa de estos grupos en la política es algo
cotidiano en la política estadounidense, y de hecho es parte de la fórmula
conflicto-equilibrio o pesos y contrapesos allende el exclusivo ámbito
gubernamental. Es decir, a los pesos y contrapesos en el gobierno, acompaña el
conflicto estable de los grupos de presión.
En los mismos años del despegue
de las corporaciones a escala nacional (y hasta continental) surge el interés
por ordenar –tal vez limitar- el papel de estos grupos específicamente en las
elecciones. Es importante comentarlo porque no pasó lo mismo en el aspecto
legislativo, en el que influyen de manera muy importante a través de los
cabilderos o lobbyists groups. El
Presidente Theodore Roosevelt, manifestó la necesidad de regular las
aportaciones privadas a las campañas electorales, lo que sucedió con cierta
rigurosidad hasta la década de los años setenta del siglo pasado.
Dada la necesidad de altos
recursos financieros para las campañas electorales en sus distintos niveles, el
financiamiento es una de las principales vías a través de las cuales los individuos puedes tratar de defender sus
intereses y/o apoyar una agenda determinada. Posibilidad que se multiplica para
las grandes corporaciones o grupos de poder como la National Riffle Association
(NRA) o Christian Coalition (CC). La influencia de estos grupos ha sido una
constante en el sistema político-electoral norteamericano, pero ha incrementado
su influencia desde 1973 y aún más a partir de las elecciones generales del año
2000. En consecuencia ha habido intentos por ordenar las aportaciones de
grandes empresas o grupos de poder, pero ambos han encontrado vacíos legales
seguir aumentando su influencia. Actualmente las aportaciones pueden ser
individuales o a través de herramientas como los Political Action Committees
(PAC’s) locales, estatales y nacionales, Súper PAC’s o grupos 527. Veamos cada
una de ellas.
El individuo puede aportar hasta
2,500 dólares por candidato por elección; esto quiere decir que está en la
posibilidad de aportar a la campaña del candidato para la elección interna –por
ejemplo, las primarias republicanas- y posteriormente para el mismo candidato
(u otro evidentemente) en la elección general. Los PAC’s que fueron regulados
entre 1971 y ’74, pueden aportar 5,000 dólares por elección; las corporaciones
y sindicatos sólo pueden aportar a PAC’s locales, o bien, a PAC’s afiliadas a
corporaciones. Pueden aportar hasta 10 mil dólares a un comité partidista local
o estatal y hasta 30,800 dólares a un comité partidista nacional. ¿Cómo operan
los PAC’s? Los PAC’s pueden organizar eventos para los candidatos, ya sean
mítines, reuniones o recaudación de fondos (fund
rising); hace campaña a favor o en contra de candidatos, políticas,
iniciativas o legislaciones; y puede coordinarse con la campaña del candidato
al que apoya, lo que es una gran diferencia con respecto a los Súper PAC’s y
los grupos 527.
Los llamado Grupos 527 (g-527) –sustentados
en la Primera Enmienda según la Suprema Corte, y así denominados por la Sección
527 del Internal Revenue Code- surgen
con la campaña de George W. Bush de 2000 –con su principal operador político
Karl Rove- con la finalidad de debilitar la campaña de Al Gore e inclinar las
preferencias electorales en estados clave no definidos (swinging states) como
Florida, Nevada y Ohio. Los g-527 no tienen límites de recaudación -es decir
que pueden recibir cualquier cantidad en aportaciones- y no pueden donar
directamente a la campaña, ni coordinarse con ella. Pero pueden gastar
cualquier cantidad en realizar eventos o hacer campaña –casi igual que los
PAC’s- a favor o en contra de políticas, iniciativas o legislaciones; pueden
hacer campañas en contra de candidatos, pero no específicamente a favor de
alguno. En las elecciones intermedias de 2010, los g-527 recaudaron más de 500
millones de dólares, siendo 131,873,954 de la Asociación Republicana de
Gobernadores, y 64,708,253 de la correspondiente Demócrata.
Los Súper PAC’s surgen entre 2008
y 2010 como Comités Independientes, están autorizados por la Suprema Corte de
los Estados Unidos, no tienen límite para recaudar o gastar, tampoco pueden
coordinarse con las campañas que apoyan, pero sí pueden apoyar abierta y
específicamente a un candidato; esta es prácticamente la única y gran
diferencia con los g-527.
Dado que todo parece indicar que
las elecciones próximas en los Estados Unidos (noviembre 2010) serán muy
reñidas, será decisivo el papel de estos mecanismos en la definición del
próximo Presidente norteamericano. En 2008 la Campaña de Barack Obama pudo, no
sólo equilibrar sino superar, a las finanzas corporativas con simpatías Republicanas
gracias a las aportaciones individuales, pero también de g-527 y Súper PAC’s,
como MoveOn.org. Sin embargo, algunas de ellas, como la mencionada
precisamente, ya no apoyan al Presidente Obama o (al menos) cuestionan
fuertemente su Administración. ¿Serán capaces Barack Obama y su equipo de
campaña, de volver a inspirar al electorado y sus chequeras? ¿Podrá superar las
finanzas de Mitt Romney (todo parece indicar que será el rival de Obama) y
corporaciones que ven al Demócrata como una amenaza a la élite de poder? Una
vez más, habrá que seguir el dinero.
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