A menos de 50 días de la
elección, las campañas del Presidente Barack Obama y el ex Gobernador Mitt
Romney luchan por convencer a un electorado que duda de ambos. Los estados que
aún no definen el sentido de su voto y que serán –algunos de ellos- los fieles
de la balanza en la elección general del martes 6 de noviembre, están siendo el
centro de atención tanto de las campañas como de los distintos comités de acción
política (PAC’s, Súper PAC’s y grupos 527) que operan la propaganda y la guerra
sucia localmente. La campaña de Romney se encuentra inmersa en un muy oscuro
septiembre negro derivado de varios desatinos –errores estratégicos,
comentarios inadecuados y filtraciones- que lo coloca en un escenario cada vez
más complicado frente al Presidente Obama. Sin embargo, la moneda sigue en el
aire, pues ambas campañas están aún a la espera de la Sorpresa de Octubre; un
acontecimiento inesperado de política interna o internacional que define la
elección de último momento.
Las Convenciones Nacionales
(Republicana y Demócrata) tradicional y lógicamente impulsan al candidato que
acepta la nominación de su partido, volviendo a equilibrarse los números –o a
las condiciones a priori aquellas- una vez realizadas ambas Convenciones. En
este caso, luego de la reunión Republicana en Tampa Mitt Romney incrementó su
números en las encuestas llegando incluso a superar ligera y brevemente a
Barack Obama. El escenario se diluyó unos días después al llevarse a cabo el
encuentro Demócrata en Charlotte. Elemento clave para el repunte del Presidente
Obama no fue su discurso de aceptación, ni el emotivo mensaje de Michelle
Obama, o la importante presencia de “Hollywood”, sino el discurso del ex
Presidente Bill Clinton, quien convenció a los televidentes y a miles de
quienes supieron del mensaje de una u otra manera, de que si bien falta mucho por hacer, el rumbo que siguen los Estados Unidos,
es el adecuado.
El impacto del discurso de Bill
Clinton es evidente, pues a nivel nacional los electores que consideran que el
país va en la dirección correcta aumentaron de Mayo a Agosto en más del 5%.
Esto ha sido clave en estados indefinidos –o swing states- y que definirán la
elección, como Ohio, Florida y Virginia. En ellos, Obama ha logrado una ventaja
sobre Romney de entre 5 y 8, en los tres casos. Esto es clave toda vez que
entre los 3 estados suman 60 votos del Colegio electoral, y en caso de que se
cumplan los resultados por estados que reflejan las encuestas, la fórmula
Obama/Biden necesita 23 votos del Colegio electoral –supuestamente cuentan con
247; esto sin contar Nevada y Colorado, que comienzan a inclinarse hacia el
Partido Demócrata. Esto deja ver un escenario muy complicado para la fórmula
Republicana (Romney/Ryan), que poco éxito ha tenido tanto para combatir a la
Administración Obama como para posicionarse en electorado y en su propio
partido.
Los temas de ataque y
posicionamiento de Mitt Romney fueron desde un principio la economía y la
política exterior; lo que aparentemente fortalecería su compañero de fórmula
(Paul Ryan). De hecho uno de los pocos temas en que Romney superaba a Obama en
las encuestas a nivel nacional, era la economía; los electores percibían al ex
Gobernador como mejor preparado para enfrentar las dificultades económicas. Sin
embargo los entuertos no se hicieron esperar, particularmente a partir del
discurso del Representante por Wisconsin, Paul Ryan, en que aceptó la
candidatura a la Vicepresidencia. Pero en las últimas semanas una serie de
errores, desatinos e imprudencias eliminaron la ventaja de Romney en el tema
económico, e incrementaron la ventaja de Obama en política exterior.
Las propuestas Republicana en
política exterior ha estado claramente influida por los neoconservadores y su
enfoque Cruzado; el poder disuade, el
poder es para incrementar el poder, el poder se aprovecha, el poder obliga, el
poder sirve para moldear el mundo de acuerdo a las necesidades. Estas
posturas han sido claras e implícitas en la plataforma de Mitt Romney, al
señalar a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, como enemigos de los Estados
Unidos, siendo el poder duro y no el suave lo que debe predominar en la
estrategia de política exterior de los EEUU. Pero luego de los ataques a las
embajadas estadounidenses –y algunos negocios como KFC- en Inglaterra,
Alemania, Siria, Egipto, Israel, Turquía, Irán, Irak, Sudán, Libia, Yemen,
Afganistán, Pakistán, Líbano, Túnez, Bahrein, India, Bangladesh, Malasia e
Indonesia, Romney criticó la política de Obama en la región, acusándolo o
haciéndolo responsable de los ataques y las vidas perdidas en ellos. Los
señalamientos del candidato presidencial del GOP –como se le conoce al Partido
Republicano- fueron duramente criticados tanto por la población como diversos
analistas políticos; incluso miembros del Partido Republicano, como John
McCain, reprobaron el golpe bajo de Mitt Romney, subrayando que si bien la
política de la Administración es cuestionable, es momento de rezar por las almas de los fallecidos y respaldar al
Presidente.
Uno de los principales problemas
de Romney ha sido que es percibido como un político originado en la élite
económica, muy lejano a la realidad del estadounidense común; en consecuencia
no conecta con el grueso del electorado. Por ello es que parte fundamental de
la estrategia de campaña –lo que se estableció claramente en los discursos que
le precedieron en la Convención Nacional Republicana- era crear una imagen de
Mitt Romney como un ejemplo de la Promesa Americana; al menos de tercera
generación. Pero el video que se filtró esta semana en que el candidato comenta
en un evento de recaudación de fondos que “47% de los estadounidenses dependen
del gobierno, y creen que tienen derecho a salud, educación y vivienda”,
aclarando además que “ocuparse de ellos, no era su trabajo”, poco ayuda a la
imagen del Romney cercano y sensible a las necesidades de la gente. A estos
gazapos habría que añadir por ejemplo, las constantes quejas de importantes
donadores a la Campaña Romney/Ryan, con respecto a su Coordinador de fundraising, Stu Stevens, por no atender
las necesidades de los donadores. ¿A qué se referirán?