(Entre excepcionalismo, conservadurismo
y sofismas)
La Convención Nacional
Republicana concluyó el jueves 30 de agosto con la misma tesitura discursiva de
los días anteriores; radicalismo conservador, excepcionalismo, elitismo
disfrazado y/o hipócrita, falsa conciencia de clase (media) e intentos de la
fórmula (Mitt) Romney/(Paul) Ryan –más bien fallidos- de mostrarse cercanos al
estadounidense común, promedio, clasemediero. Por supuesto que sorpresa hubiera
sido un cambio en la estrategia de comunicación, sin embargo, aunque las
encuestas a posteriori arrojan a la
fórmula Republicana ya arriba de la Demócrata entre 3 y 5 puntos, con lo que
podría pensarse en el éxito de la Convención y sus objetivos electorales,
quedaron patentes –una vez más- las debilidades del GOP (Grand Old Party, como
es también conocido el Partido Republicano); siendo éstas, la poca conexión de
Mitt Romney con el electorado, en este caso con la Convención; el distanciamiento
entre fórmula y el electorado dado su elitismo; los falaces argumentos en
muchos casos para criticar a la Administración Obama; y la dificultad para
atraer a las minorías, dada la plataforma Romney/Ryan, y sus propias posturas
políticas en temas como el aborto, la inmigración y derechos de la comunidad
LGBTQ.
En los días previos los discursos
más importantes habían estado a cargo de Ann Romney (esposa del candidato
presidencial), Chris Christie (gobernador de New Jersey), Condoleeza Rice
(otrora miembro del gabinete de G. W. Bush) y Paul Ryan (el candidato a la
Vicepresidencia). Ellos habían ya definido el matiz discursivo de la Convención
y de la Campaña, por lo que el cierre se esperaba apoteósico –más aún por los
inconvenientes que había causado el huracán Isaac- y estaría a cargo de el
Senador por Florida y miembro del Tea Party, Marco Rubio, un invitado sorpresa
–Clint Eastwood- y Mitt Romney, con el reto de conectar con la audiencia tanto
o más que su compañero de fórmula.
El Senador Marco Rubio –considerado
hace tan sólo unas semanas como probable compañero de fórmula de Mitt Romney-
acentuó en su discurso el excepcionalismo estadounidense al comentar el viaje
de sus padres desde Cuba hacia los Estados Unidos y afirmando que “no habría
límites hasta dónde podría llegar, porque era estadounidense”. Rubio acudió a
conceptos como esperanza, grandeza, American
dream y excepcional, tanto para atacar a la Administración Obama como para
inspirar al electorado Republicano y conservador. Siendo un ejemplo de la
Promesa de la Vida Americana –además de ser latino y a pesar de serlo- ya se
percibe a Marco Rubio un miembro fundamental en el futuro del GOP. Al igual que
otros oradores antes y después que él, Rubio reconoció a Obama como una buena
persona, buen padre –hasta buen golfista; una crítica velada- pero un mal
presidente, un mal líder, que además amenaza el Sueño americano con tantas leyes, normas, multas…con tanta
intervención estatal.
Mitt Romney lejos estuvo del
cierre apoteósico que el momento le exigía. Criticó a la Administración -sin
atacar en lo personal a Obama, con lo que perseguía no hacerse de una mala
imagen con algunas minorías- y trató de ubicar a la fórmula como la esperanza
de la gloria y el sueño estadounidenses. Pero durante su largo discurso nunca
conectó con la audiencia, se percibía a un orador muy distante emocionalmente,
no inspiraba, no emocionaba, no manejaba a los delegados. Fue un reflejo de la
dinámica y el sentir de la Convención; recordemos que Romney llegó a ella sin
el apoyo necesario para ser el candidato del GOP. Ya en ella hubieron algunos
altercados entre simpatizantes del ex Gobernador de Massachusetts y delegados
que apoyaban a otros candidatos, como Ron Paul, y que afirmaban que Romney no
podría vencer a Obama en noviembre. La falta de unidad se reflejó en el
discurso de Romney; así como su falta de liderazgo, simpatía, empatía y
oratoria.
El ex Gobernador Romney dio
claras pistas de lo que sería su Administración al señalar, por ejemplo, que
mientras Obama había prometido “disminuir el crecimiento de los océanos y curar
el planeta”, él sólo le prometía a los estadounidenses “ayudarlos y a sus
familias”; ¿significará eso, “sin importar el costo”? El parroquialismo
norteamericano ha costado mucho, la satisfacción de la sociedad consumista
estadounidense –como de todas aquellas que se componen de consumidores antes
que de ciudadanos- y sus corporaciones ha impactado profundamente en el
deterioro del Medio ambiente y generado conflictos alrededor del mundo; parece
que una Administración Romney seguiría ese camino. No dejó lugar a dudas sobre
su enfoque en política exterior cuando hizo mención a la necesidad de mayor
fortaleza ante Rusia, China, Irán y Corea del Norte, así como un claro apoyo a
Israel.
Romney siguió la línea crítica de
oradores como el ex Gobernador de Florida, Jeb Bush –hermano de G. W. Bush-
cuando lo llamaba a responsabilizarse del fracaso de su Administración y dejar
de culpar a la anterior con respecto a la crisis financiera que vive el país –y
buena parte del mundo- desde 2008; sin embargo una encuesta realizada por
Washington Post-ABC News muestra que el 54% de los estadounidenses
responsabilizan a la Administración Bush y el 32% a la de Obama. Por cierto,
¿alguien sabe por qué no fueron G. W. Bush o Dick Cheney a la Convención? ¿Y
Sarah Palin? Es la primera vez que un ex candidato a la Vicepresidencia –haya
perdido o ganado- no da un discurso en la Convención siguiente.
Es verdad, podría sostenerse que
este argumento de la responsabilidad en la crisis es cuestión de enfoques, no
obstante muchos otros han sido datos manipulados, verdades a medias o francas
falacias; es decir, son sofismas que engranan los ataques contra Barack Obama,
y no es que algunas de las críticas no carezcan de verdad, sino que la mayoría
de los argumentos hacen ver al GOP y su fórmula como algo que no es. Tal es el
caso de la crítica al recorte de Obama por 700 mdd al Medicare por parte de
Paul Ryan; éste, olvidó mencionar que su proyecto presupuestal tenía un recorte
muy similar, sólo que el Representante por Wisconsin dirigía parte de esos
recursos a las aseguradoras y Obama a programas sociales.
En resumidas cuentas, la
Convención Nacional Republicana deja al GOP y su fórmula Romney/Ryan con más
preguntas que respuestas, y más dudas para los votantes; simpatizantes y no
tanto. Paul Ryan es un buen orador y conecta con el público, pero Romney sigue
distante Ambos son vistos como parte de una élite demasiado lejana de la
cotidianidad como para entender al estadounidense promedio; sus esfuerzos por
ser vistos como ejemplos del American
dream, pueden ser contraproducentes, sobre todo porque es evidente su
falsedad. ¿Alguien le habrá creído a Paul Ryan, cuando comentó que a diferencia
de mucha gente durante esta Administración (Obama) él nunca vio su trabajo como
lavaplatos y mesero, como algo más que sólo un escalón, una experiencia en su
vida? Por supuesto que así lo vio, era un trabajo de verano de un joven
universitario de familia acomodada. ¿Y cuando Ann Romney recordó los días en
que ella y Mitt vivían en un sótano? Pero de qué está hablando; ella hija de un
Alcalde y él de un Gobernador; ¿en un sótano? ¿mesa de latón? ¡Por favor!
La semana pasada -27 al 31 de
agosto- fue la semana Republicana; con altas y bajas, tinos y desatinos,
pudimos ver la estrategia de Romney/Ryan. Esta semana será la Demócrata, y
también podremos observar las fortalezas y debilidades de la fórmula
Obama/Biden, así como su estrategia defensiva y de contraataque. Pero a fin de
cuentas las temas básicos serán economía –lo que podría favorecer a los
Republicanos- programas sociales como Obamacare –la moneda en el aire- y la
administración de las finanzas en los estados clave de Ohio, Virginia y
Florida.
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