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miércoles, marzo 16, 2016

#Ciudad Feminista

Como se ha comentado en pasadas publicaciones, el próximo 5 de junio en la CDMX tendremos elecciones para elegir a 60 de los 100 integrantes de la Asamblea Constituyente. Entre las personas a elegir puede existir la posibilidad de que sean candidatas y candidatos ciudadanos que previamente han de conseguir 74 mil firmas de habitantes de la Ciudad para poder registrar sus candidaturas ante el Instituto Nacional Electoral.
Una de estas fórmulas ciudadanas que quiere participar en la Asamblea es Ciudad Feminista.
Ciudad Feminista surge de la articulación de 21 organizaciones de la sociedad civil que desde hace varios años han sido defensoras, promotoras, vigilantes y constructoras de la política pública sobre igualdad de género en la Ciudad de México.
Las organizaciones que la integran son: Balance, Bufete de Estudios Interdisciplinarios, Católicas por el Derecho a Decidir, Clóset de Sor Juana, Colectiva Ciudad y Género, Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos Humanos de las Mujeres (CLADEM-México), Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos, Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, AC., Fundación Arcoíris, Incide Social, La Cabaretiza, MIDI: Mujer, Ideas, Desarrollo e Investigación, MIRA, Mujeres para el Diálogo, Red de Mujeres Sindicalistas, Spatium Libertas, Teatro Cabaret Reinas Chulas, Territorios de Cultura, Vereda Themis, Defensa Jurídica y Educación para Mujeres, Y las mujeres qué.
Desde su perspectiva el debate para la construcción de la constituyente debe ser bajo principios de igualdad y no discriminación, garantizando que las diferencias no generen desigualdades. Y que la inclusión sea parte inherente de ciudadanía que nos rija.
La candidatura de Ciudad Feminista está integrada por Elsa de Guadalupe Conde Rodríguez (Propietaria) y Orfe Castillo (Suplente), ambas con una larga trayectoria y experiencia en las causas de las mujeres desde organizaciones de la sociedad civil y desde diversos espacios e instituciones públicas.
A decir de Ciudad Feminista su objetivo primordial es “construir una ciudad donde se consolide un nuevo contrato social y político que responda a las necesidades de una sociedad plural, democrática, laica e incluyente, dónde ningún derecho es regresivo y donde las actividades productivas y reproductivas tienen el mismo reconocimiento social. Un nuevo contrato social que permita transformar y equilibrar las relaciones de poder entre mujeres y hombres.”
Para los colectivos independientes no está siendo fácil competir en condiciones de equidad con los partidos políticos y es necesario que como ciudadanas y ciudadanos les apoyemos para que logren registrar sus candidaturas y más adelante teniendo la posibilidad de conocer sus plataformas e ideas concretas decidir votarle o preferir la opción tradicional partidista.
Para apoyar con tu firma a esta fórmula puedes:
1.- Descarga el formato para respaldarla aquí.
2.- Imprimirlo
3.- Escribir tus apellidos y nombre(s) tal y como están en tu credencial para votar, luego copiar los 18 dígitos de tu clave de elector y finalmente firmar.
IMPORTANTE NO se requiere fotocopia de la credencial.
4.- Agrega los datos de otras personas que quieran apoyar
5.- Entregar el o los formatos en Francisco Javier Mina 46 en la Colonia del Carmen, Coyoacán; y en 5 de Mayo #7, despacho 211 en el Centro histórico.
Si te interesa contactar a las candidatas puedes buscarlas en twitter @CDFeminista @ElsaCondeR @orfecastillo así como en correo ciudadfeminista@gmail.com y en su página http://www.ciudadfeminista.org
Es momento que como ciudadanos y ciudadanas estemos atentos de qué otras opciones podemos tener para construir una mejor Ciudad de México. Podemos generar un momento interesante e histórico cambiando  las formas tradicionales en las que se ha hecho política y toma de decisiones en la Ciudad, y puede ser que incluso tu opción no se decante por algún candidato o candidata independiente, pero creo que nos toca a todos y todas darles la oportunidad de estar en el ruedo y poder competir por un lugar ciudadano, eso sería muy interesante.

jueves, marzo 10, 2016

Del DF a la Ciudad de México II


Oportunidades en la transformación.

El próximo 5 de junio elegiremos en el aún Distrito Federal a 60 de los 100 diputados de la Asamblea Constituyente que serán los encargados de elaborar el marco jurídico que regirá a la nueva Ciudad de México; con esto se dará un paso muy importante en el proceso de transformación que vivimos en la capital del país, pero no es el único, el último o el más importante. En las próximas semanas es muy probable que el tema de la elección de diputados constituyentes gane espacios al taquillero Donald Trump y su antimexicanismo por demás altisonante, propagandístico e irresponsable. A esto podría seguir una superficial discusión en los medios de comunicación sobre algunos aspectos de la Constitución para la Ciudad de México, pero difícilmente veamos en diversos foros –mediáticos o no- una gran cantidad de discusiones sobre temas que en Nomos Político nos parecen de suma importancia, tales como rendición de cuentas, transparencia, participación ciudadana, gobierno abierto, parlamento abierto, equidad  y otros. Conceptos que deberían ser indispensables no sólo en la creación de un marco jurídico para una ciudad (del siglo XXI), sino en la transformación de la ciudad misma.
En la pasada entrega de este artículo –Del DF a la Ciudad de México, Nubarrones en el escenario- se mencionaron algunas situaciones poco o nada deseables que podrían presentarse en el ejercicio mencionado; en esta ocasión se hará referencia a, lo que a mi parecer, es la oportunidad más importante que ofrece esta coyuntura: repensar y transformar la ciudad misma. Hace muchos años que la Ciudad ha dado muestras desde diversas perspectivas y en múltiples temas de la necesidad de un cambio profundo, continuo y en un mismo sentido, que combata exitosamente la problemática que ella enfrenta. Así como debe existir un proyecto de nación, debe haber una idea de Ciudad que guíe el desarrollo, el crecimiento, las políticas públicas, al gobierno y a la sociedad en su conjunto. Esto evita tanto políticas o programas improvisados que obedecen a intereses de grupo o particulares, como paliativos que no sólo resultan insuficientes e inadecuados, sino en muchas ocasiones contraproducentes.
Entiendo que la idea de repensar la Ciudad (de México) se perciba como una tarea titánica o francamente imposible dada la descomposición de ella misma, de su estructura, de su infraestructura, de sus actores –al menos de buena parte de ellos- dada la dimensión espacial, la heterogeneidad y vicios de sus habitantes, del oportunismo de buena parte de su clase política, así como de otras razones y factores que el lector pueda identificar cotidianamente. Sin embargo, así como hay mucho qué resolver, hay muchos elementos, herramientas con qué hacerlo; y lo más importante, es que es posible hacerlo. Ejemplo de ello son las ciudades españolas de Bilbao y Valencia; aquélla en un proceso de transformación desde hace casi 25 años, ésta apenas iniciándolo. Dada la juventud del caso valenciano, mencionaré brevemente el caso bilbaíno, esperando nos sirva como referente e inspiración.
Desde principios de la década de los 90, Bilbao inició un proceso de rescate, revitalización y de hecho transformación de la ciudad misma, luego de encontrarse en una profunda crisis, abandono y deterioro, resultado a su vez de la crisis industrial de los años ochenta y del propio modelo de desarrollo; en consecuencia, la ciudad portuaria e industrial se abandonó y deterioró vertiginosamente en aquella década. En respuesta a aquella situación se creó el proyecto Ría 2000 –como se denominó a la compañía sin fines de lucro encargada de los proyectos de transformación urbana de Bilbao- ha sido el responsable de repensar la Ciudad y reconvertirla en su conjunto, logrando ser un muy atractivo destino de turismo cultural, así como un importante centro productivo en lo referente a la industria extractiva y manufacturera, pero lo más importante es que ha mejorado las condiciones de vida de sus habitantes y las perspectivas de desarrollo de los bilbaínos. Aunque Bilbao es conocido y reconocido principalmente por el Museo Guggenheim del arquitecto Frank Gehry, Ría 2000 es mucho más que eso –a pesar de las acusaciones y críticas ene se sentido- es un proyecto que sigue transformando a la ciudad en su conjunto con dos ideas guía: la habitabilidad y la sustentabilidad.
La oportunidad que se nos presenta a los capitalinos es precisamente la de repensar la ciudad, no sólo crear una Constitución, replantear los poderes, redefinir el presupuesto o reorganizar la administración local, sino darle un nuevo rumbo a la Ciudad de México, guiar su desarrollo, su crecimiento, sus políticas, etcétera, hacia una idea de ciudad que sea para y por sus habitantes. No me refiero a elevar el Plan de Desarrollo Urbano a nivel constitucional –son dos cosas distintas, evidentemente- sino a establecer guías para la Ciudad a nivel constitucional o a crear un pacto resultante de una visión de ciudad compartida. Es decir, si se plasman en la Constitución o se comparten a nivel ciudad ideas o principios como habitabilidad –que contiene criterios muy claros como contaminación ambiental, auditiva y visual, imagen urbana, iluminación, áreas verdes y otras- o gobierno abierto –en términos de proceso para la elaboración de políticas publicas, por ejemplo- entonces los programas y/o políticas de las nuevas alcaldías o del gobierno central, se verían acotados o bien, limitados por aquéllos, toda vez que deberán justificarse a partir de su aporte a la habitabilidad o de su proceso de elaboración.
Más allá de la transformación de la administración pública, cosa no menor, la posibilidad de transformar la Ciudad en sí, es algo mucho más trascendental y necesario. El ejercicio puede ser paralelo a la Asamblea Constituyente o estar inmerso en ella, pero considero central que esta discusión gane espacios: ¿Qué modelo de ciudad necesitamos y queremos? ¿Qué valores y principios queremos que guíen a la Ciudad? ¿Qué ideas queremos que nos gobiernen? ¿Hacia dónde queremos llevar a la Ciudad y a nosotros con ella? Estas y muchas otras preguntas deben ser respondidas, pero algo es indiscutible, debemos tener claro que la Ciudad es de todos y la hacemos todos, por lo que nuestra participación en este proceso y en el devenir de la Ciudad de México es una obligación moral, social y política.

martes, marzo 08, 2016

Del DF a la Ciudad de México


Nubarrones en el escenario.


La Reforma política para el Distrito Federal aprobada el pasado 15 de diciembre de 2015 presenta una importante y necesaria oportunidad para repensar la Ciudad, para transformarla estructuralmente en un proyecto dinámico a largo plazo, resultante de una idea de Ciudad más o menos clara y lo más consensuada posible. El momento para tratar de incidir en este ejercicio es idóneo, toda vez que están por definirse los miembros de la Asamblea Constituyente para la elaboración del marco jurídico de la Ciudad de México; nuestra Constitución. Éste, es el primero de una serie de artículos en Nomos político, en los que se expondrán algunas críticas al proceso que estamos viviendo, pero también propuestas, ideas o cuestionamientos, que creemos vale la pena compartir. El primer paso es conocer el escenario.

¿Qué cambios supone la transformación de DF a Ciudad de México? Además del cambio de nombre, de convertirse en una entidad federativa y de tener nuestra propia Constitución –la cual deberá ser aprobada a más tardar el 31 de enero de 2017- la Asamblea legislativa se transformará en Congreso local, las delegaciones se transformarán en alcaldías y se gobernarán por el alcalde y concejales; se concretará la autonomía en lo referente al nombramiento del Jefe de Policía y del Procurador de Justicia; con esto la Ciudad de México ya no se gobernará por órganos de gobierno, sino por tres poderes como el resto de las entidades federativas. Otro aspecto importante será la autonomía presupuestaria y la capacidad que tendrá de establecer el techo del endeudamiento.

Este cambio en la administración ya presenta posibilidades, pero también algunos peligros de los cuales debemos estar atentos; peligros no per se, sino provenientes tanto del sistema de partidos, como del oportunismo político. Por un lado, es altamente probable que ya exista una Constitución acordada entre los partidos políticos o al menos entre algunos de ellos a fin de proteger sus intereses, y ya que serán éstos los que dominen la Asamblea Constituyente, la ciudadanía debe estar muy pendiente de su proceso de construcción. Por otro lado, los partidos políticos dominarán la Asamblea, y es que la democratización en México es en el mejor de los casos alternancia en el poder o bien, una simple partidocracia, en la que el sistema trabaja para resolver los problemas de ella o incrementar sus ganancias. La estructura de la Asamblea Constituyente parece una expresión más de ello, pues de los 100 diputados constituyentes, 60 serán electos por representación proporcional el día 5 de junio, 28 serán electos dentro del Poder Legislativo (14 Senadores y 14 Diputados) y 12 designados por el Ejecutivo federal y local (6 por el Presidente y 6 por el Jefe de Gobierno). Ahora bien, existe la posibilidad de los candidatos independientes –como representantes de la Sociedad Civil- pero para que éstos puedan ser electos deben estar en las listas de candidatos de alguno de los partidos políticos, es decir, la independencia es limitada y muy probablemente el peso que puedan tener en la construcción de la Constitución de la Ciudad de México, también. En la lógica parlamentaria, los grupos pesan más que los individuos.

Vinculado al punto anterior, es que existe el peligro de que la sociedad civil no sólo quede limitada en la construcción de la Constitución, sino de que se limite una vez más su capacidad de acción y de incidir en la elaboración de políticas públicas. La composición de la Asamblea Constituyente ya demuestra el dominio de la clase política sobre la sociedad civil, pero no sólo eso, los partidos dominantes en el sistema político han demostrado poco interés en el fortalecimiento de ella, en la participación ciudadana. El vínculo que han establecido el PAN, el PRI, el PRD y Morena con la sociedad civil, ha sido clientelar, no buscando su fortalecimiento, su desarrollo como actor político, ni su integración en todo el proceso de las políticas públicas. Los gobiernos perredistas desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta Miguel Ángel Mancera –y particularmente- de Andrés Manuel López Obrador, han cooptado, debilitado o desarticulado movimientos sociales y organizaciones ciudadanas, bajo la premisa de que ya no son necesarios dada la naturaleza de izquierda del gobierno capitalino. Esto ni es verdad, ni tiene por qué ser así; la participación ciudadana no sólo es más importante que la administración de izquierda (o derecha o centro o…) sino que es indispensable. La Constitución de la Ciudad de México debe garantizar y ampliar mecanismos para la participación ciudadana. Lo que requiere, debemos tenerlo claro, un gran compromiso de nuestra parte.

Por último, en esta breve reflexión, quisiera advertir sobre el peligro de la fragmentación de la Ciudad en 16 alcaldías desarticuladas. Si bien es cierto que la Ciudad de México no será un estado como tal y que las delegaciones no serán municipios sino un híbrido entre éstos y aquéllas, quedando algunas tareas –como la seguridad- a cargo del gobierno central, también lo es que la definición misma de los alcances y límites de las alcaldías, así como de su contrapeso –los concejales, 10 ó 15 por cada alcaldía- está por establecerse en la Asamblea Constituyente. Lo que se debe cuidar, es la total desvinculación de las alcaldías de un proyecto de Ciudad, abriendo la posibilidad de que los alcaldes sean sensibles a presiones locales, tanto de empresarios como de distintos grupos u organizaciones; sin mencionar la falta de articulación en el desarrollo urbano o el ordenamiento territorial. Al respecto ahondaré en la segunda entrega de esta serie, cuando hable sobre las posibilidades que presenta este camino hacia la Ciudad de México.