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jueves, noviembre 08, 2012

Cuatro años menos para Barack Obama


Por Miguel Angel Valenzuela Shelley y Amando Basurto –

Siempre vale la pena, hablando de políticas públicas y representatividad republicana, pensar los periodos político-administrativos no sólo como tiempo que uno tiene de más”, sino como el tiempo que a uno le resta para cumplir lo prometido en campaña. Es por ello que, después de las elecciones de ayer, es deseable que el Presidente Barack Obama comprenda que lo que tiene son cuatro años menos y que tendrá que cambiar de estrategia si no quiere ver su gobierno de nuevo amputado por la parálisis legislativa. Un vistazo inicial a los resultados de la elección permite proyectar las posibles lecturas políticas que les darán ambos partidos.

El día de ayer, Obama fue reelecto luego de una apretada contienda que le otorga entre 303 y 332 votos del Colegio electoral –faltando que se determine el resultado en Florida- contra 206 ó 235 de Mitt Romney. El análisis de los resultados a grosso modo de una elección (es decir sólo con las cifras finales) impide una lectura correcta, amplia del propio proceso; esto es especialmente cierto en los Estados Unidos debido a su complejo sistema electoral. El resultado ya mencionado parecería indicar una clara victoria de Obama. También el resultado parcial del voto popular que le da al Presidente 60’075,442 sobre los 57’397,415 obtenidos por el ex gobernador Romney parece ser muy categórico. Pero es necesario conocer a mayor profundidad el sentido del voto –quién y con qué características voto en qué sentido- para comprender el resultado del proceso y cómo se podrían mover los Partidos en un futuro.

Un primer vistazo a los números indica que a mayor nivel de urbanidad y educativo más votos para Obama, y a mayor ingreso y práctica religiosa, más simpatía por Mitt Romney. Eso puede apreciarse, allende las cifras, tanto en los estados que apoyaron a uno y a otro, como en la dinámica electoral. Es por ello que podía adelantarse –proyectarse- antes del cómputo final, que Obama ganaría Ohio, Virginia y Florida por las características urbanas y sociales de los distritos que faltaban por enviar resultados, sin importar que el Presidente estuviera debajo en los conteos. En Ohio, por ejemplo,  la región automotriz del estado tardó en enviar los resultados –Sandusky, Lorain, Cuyahoga, etc.; mismo caso el los condados de Charlottesville y Albermarle de Virginia, o de Palm Beach, Broward y Miami Dade, en Florida, que enviaron resultados hasta ya muy entrada la noche, y al ir llegando estos se invirtieran los resultados parciales.

También se puede observar que mientras los hombres votaron mayoritariamente por Romney (52%), las mujeres y los jóvenes lo hicieron por Obama (55% y 60% respectivamente). Sin embargo, al discernir el perfil de las votantes encontramos que el voto de las afroamericanas y latinas fue muy relevante: 42% de las mujeres blancas, 76% de las mujeres latinas y 96% de las afroamericanas votaron por Barack Obama. El caso del voto masculino es muy similar: 35% de los hombres blancos, 65% de los latinos votaron y 87% de los afroamericanos votaron por el Presidente. Lo que se puede apreciar con estas cifras, es que no fueron mujeres quienes apoyaron al Presidente, sino mujeres afroamericanas y latinas, es decir, el voto femenino de las minorías. Parece haber no sólo una clara distinción ideológica, sino racial en el electorado norteamericano.

Una de las razones por la cual Barack Obama fue re electo, según muchos analistas (simpatizantes del Partido Demócrata u Obama; cabe mencionar que ya se debate quién ganó si el Partido Demócrata o el Presidente Obama), es la inspiración que éste genera en los jóvenes, y el 60% del voto joven parece indicarlo así, pero una vez más acerquémonos a los números. Entre jóvenes blancos de 18 a 29 años el 44% votó por Obama, mientras el 74% de jóvenes latinos y el 91% de afroamericanos tomaron la misma decisión. En ese mismo sentido, 55% de los votantes entre 30 y 39 años apoyaron la re elección demócrata, pero la gran mayoría fueron latinos y afroamericanos. Se repite la conclusión del voto femenino; no son los jóvenes que apoyaron a Obama, fue la aplastante mayoría de jóvenes latinos y afroamericanos. Esto también ayuda a explicar la derrota Republicana, y les indica qué espacios deben cubrir.

Se puede deducir que las minorías deciden ahora las elecciones presidenciales estadounidenses; los blancos, anglosajones y protestantes –el público preferido por el Partido Republicano- ya no tienen la capacidad de definirlas. También se puede decir, para evitar simplemente racializar el voto estadounidense, que ambos partidos políticos han perdido terreno al sobrevalorar el rol que la economía juega en las elecciones. La política y la decisión de quien será el próximo presidente no es un asunto de “creación de empleo” (aunque Romney como Felipe Calderón insistan en ello); la política es un asunto de la positivización y la defensa de derechos. Ojalá quede confirmado que hoy no se puede ganar una elección con propuestas que atentan contra los derechos de las mujeres, de aquellos en situación más vulnerable, del 47% que –según Romney­– son unos vividores del sistema. Es por ello que Obama consiguió ser electo con uno de los niveles más bajos de aprobación en su administración y con un nivel de desempleo de más del 8%. Parafraseando un “dicho” muy estadounidenses muy a menudo: “No, estúpido, no es simplemente la economía.”

Ejemplo de lo anterior es la aprobación en Maine, Maryland y Washington del matrimonio entre personas del mismo, o el rechazo de los votantes a una ley que lo prohibiría en Minnesota; la legalización de la marihuana en Colorado, su uso médico en Massachusetts; la elección de la senadora Tammy Baldwin (Wisconsin), la primera persona abiertamente gay electa al Senado; o el número histórico de 20 senadoras. Aún en una severa crisis económica y con altos índices de desempleo, los votantes tuvieron otras consideraciones además de la economía; Nevada, que tiene el índice de desempleo más alto del país es sólo un botón de muestra. Al final, la mayoría de los electores estadounidenses prefirieron prolongar la administración Obama, con todas sus limitaciones, a darle una sola oportunidad a quienes proponen políticas ultraconservadoras para “salvar” al país.

Los retos para Obama siguen siendo enormes. El “acantilado fiscal” que se avecina pondrá en jaque a las economías estadounidense e internacional. Hacer frente al problema poniendo orden en las finanzas públicas y cobrando impuestos a los que más dinero ganan será fundamental para evitar un periodo prolongado de estancamiento económico. Promover un gasto público razonable para mantener en marcha la producción y el consumo nacionales serán de seguro una prioridad. Y muy especialmente, Obama deberá probar a muchos más estadounidenses que sus políticas no son una expresión de una guerra entre clases (class warfare) sino una estrategia seria para renovar un sistema político y social que ha dado importantes muestras de agotamiento. Cuatro años menos, señor presidente, para lograrlo.

lunes, noviembre 05, 2012

Otro final de fotografía en la elección presidencial de EEUU

(Too close to call)

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley


El próximo martes 6 de noviembre se llevará a cabo la elección general en los Estados Unidos, y los norteamericanos elegirán mediante sus 51 procesos electorales (50 estados y Washington, D.C.) una tercera parte del Senado, renovarán la Cámara de Representantes y mediante la elección de electores, el Colegio electoral definirá la Administración por los próximos cuatro años. Las encuestas indican que no habrá mucho movimiento en las Cámaras –los Republicanos mantendrán el control de la de Representantes y los Demócratas tendrán la mayoría en el Senado- pero la elección presidencial está muy cerrada como para anticipar un ganador. La clave serán –como mencionamos hace ya algunos meses en Nomos político- los estados de Ohio, Virginia y Florida; en ellos el Presidente Obama tiene una ligera ventaja, pero Romney ha recaudado más dinero que la campaña Demócrata -escenario contrario al que tuvo Obama hace cuatro años- y eso podría definir una muy cerrada elección.

Hasta antes del primer debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney, la elección estaba casi decidida, pero después de aquel primer encuentro las encuestas se cerraron y así se han mantenido; puntos arriba y abajo para ambos, pero tres días antes de la elección Obama y Romney están empatados. Sin embargo, Obama lleva una ligera ventaja en los tres swing states mencionados, aunque es de apenas 1 punto en Florida, 2 en Virginia y de 5 en Ohio. De confirmarse las tendencias y sumando a la contabilidad demócrata Ohio y Virginia, el Presidente Obama alcanzaría 274 votos del Colegio electoral y con ello cuatro años más en la Casa Blanca. Pero considerando las diversas encuestas –aceptación, rumbo del país, apoyo de votantes registrados, de votantes no registrados, etc- los swing states (Colorado, Iowa, Wisconsin, Ohio, New Hampshire, Virginia y Florida) están muy cerrados como para predecir un ganador.

Los analistas estadounidenses comentan que algo pasa en Octubre que impacta en las Campañas y podría ayudar a definir la elección; esta ocasión estaba a punto de acabar el mes cuando apareció dicho evento extraordinario: Sandy. Hace cuatro años la crisis financiera estadounidense impactó las Campañas –John McCain propuso una pausa para ambos candidatos (y senadores) a fin de lograr un proyecto bipartidista que atendiera la crisis; Obama aprovechó la declaración para señalar que el Presidente debía estar listo para atender diversos problemas, y él lo estaba- y también tuvo su efecto en el electorado, pues la crisis financiera se sumó a una larga lista de desencantos sobre la Administración Bush. En esta ocasión la súper tormenta Sandy –superstorm como la llamaron en EEUU- parece estar ayudando al Presidente Obama, pues si bien los estragos han sido muy importantes y la recuperación será paulatina y costosa, se vio un liderazgo inmediato, eficiente y confiable. Con ello, algunos severos críticos del Presidente alabaron su desempeño ante la crisis, entre ellos el gobernador de New Jersey, el Republicano Chris Christie; tal vez esto ayudó a que muchos votantes en swing states se han inclinado por Obama después de Sandy.

Pero no sólo el liderazgo de Obama ha ayudado a su campaña, Sandy también ayudó a traer a la mesa de discusión electoral el plan de Romney de desaparecer FEMA (Federal Emergency Management Agency) y que cada estado enfrente las crisis por sí mismo o a partir de liderazgo; esto frente a la iniciativa de Obama de incrementar los recursos para dicha Agencia. Otro ejemplo de la diferencia en ambos proyectos. Y ahí la pregunta crucial sobre el rumbo del país; pregunta que comenzó a estar en las mesas de análisis y en las encuestas –al menos con mayor peso y continuidad- a partir de la intervención de Bill Clinton en la Convención Nacional Demócrata. La pregunta arroja un resultado sumamente dividido entre los votantes: 55% piensan que el país tiene un rumbo negativo y 43% que es positivo. De primera instancia parece una importante diferencia, pero es la menor desde 1988.

Las encuestas están tan cerradas que ya se comienza a hablar de empate o que ninguno de los candidatos alcance los 270 votos necesarios del Colegio electoral, de ser así la Cámara de Representantes elegiría al Presidente –cada estado tendría un solo voto- y el Senado al Vicepresidente, bajo las mismas condiciones. No obstante, previendo conflictos post electorales, ambas Campañas ya cuentan con varios equipos de abogados listos para pelear los votos. Lo que es casi un hecho es que la noche del Martes 6 de noviembre no conoceremos al ganador de la elección general 2012.

viernes, octubre 05, 2012

Game change

Dos proyectos para el futuro estadounidense en el primer debate presidencial 

Por Amando Basurto Salazar y Miguel A. Valenzuela Shelley



La noche del Miércoles, Mitt Romney y Barack Obama se encontraron en la Universidad de Denver para el primero de los tres debates que sostendrán antes de las elecciones el próximo día 6 de noviembre. Ambos han insistido en que esta elección no es simplemente entre dos opciones personales o partidistas, sino que se trata de la elección del futuro proyecto económico y de nación (recordemos que algo muy similar decía Andrés Manuel López Obrador). Pareciera que ahora en vez de evaluar la relevancia histórica de eventos pasados, las campañas políticas se han dedicado a pronosticar la relevancia histórica del acto electoral futuro. En realidad, frente a la angustia que genera la polarización política y los altos niveles de antipatía las campañas políticas están recurriendo a la superlativización de las elecciones: “¡esta elección es la buena, es contundente, es la que define el futuro!”, dicen.
El escenario era perfecto para una noche de debate político entre contrincantes que  están, según las encuestas, en un empate técnico (con ligerísima ventaja de Obama 49% a 45%, según Real Clear Politics). Históricamente el titular (incumbent) de la presidencia ha tenido ventaja a la hora de presentarse a reelección por los recursos a los que tiene acceso, pero ahora los súper-PACs –y los grupos 527- han cambiado eso; el ex gobernador de Massachusetts ha recaudado ligeramente más que el Presidente. Romney llegaba al encuentro en la Universidad de Denver con una ventaja: menos presión, pues él no tenía nada que perder. Mitt Romney ni es el presidente, ni el favorito, ni el tenía una “ligera ventaja” qué proteger; esto le ayudó a desenvolverse con mayor flexibilidad y soltura. Barack Obama, por el contrario, se vio poco preparado y sorprendido por la eficacia de su rival; ¿lo habrá distraído su vigésimo aniversario de bodas?
Romney debía mostrarse como un candidato que puede vencer al Presidente, que puede comunicar de forma precisa y debatir exitosamente con una figura política (candidato, para ser exactos) temida por los Republicanos. Tenía que demostrar que la elección no está decidida aún, como lo anunciaran algunos analistas tanto en EEUU como en México. Mitt Romney logró su objetivo con creces; después del debate de ayer el juego cambió en las campañas y para el electorado. Obama por su parte, debía consolidar su ligera ventaja –y ampliarla, sobre todo en Ohio, Virginia y Florida– mostrando que puede evadir ataques y contrarrestar críticas a su Administración, a la vez de presentar un proyecto con bases sólidas –creadas en estos primeros cuatro años– que requiere continuidad a fin de transformar al país y alcanzar los objetivos establecidos en 2008 –y los que se acumulen. Pero el Presidente Obama tuvo un desempeño regular tanto a la defensiva como a la ofensiva. Por momentos, y no fueron pocos, parecía recibir una reprimenda por parte del ex Gobernador. Se vio una gran diferencia entre el Obama de 2008 y el de 2012, así como entre la Campaña de Obama y el Presidente –también candidato– Barack Obama.
Jim Lehrer, el moderador, fue capaz de hacer que los candidatos contrastaran claramente sus propuestas económicas sobre empleo, salud y déficit. El contraste entre las propuestas de uno y otro lado –mismo que se había perdido en las elecciones presidenciales de los últimos 24 años– se hizo patente en prácticamente todas las intervenciones. El punto de principal disidencia: el papel del gobierno federal en la vida de los individuos y la economía de los Estados. ¿Cuál es la mejor vía ante la crisis que se sigue viviendo, y que –según el FMI– durará diez años más: un gobierno fuerte, interventor o las fuerzas del libre Mercado?
El juego cambió después del primer debate por las siguientes razones: Romney está en la pelea por estados indecisos –Virginia y Florida, claramente– esto obligará a la Campaña de Obama a redoblar esfuerzos en esos estados (y otros que podrían seguir el mismo camino). Los Republicanos confianza más en la candidatura de Romney y eso generará más donaciones, sobre todo millonarias (súper PAC’s y grupos 527, quienes han mostrado su éxito en limitar la recaudación de Obama).  El Presidente Obama debe pasar de la ofensiva a jugar en ambos lados del campo –ofensiva y defensiva- y para hacerlo eficientemente debe replantear su estrategia de comunicación y administración financiera; Obama no cuenta con los recursos de 2008 –cuando quintuplicaba la recaudación de McCain- ni con el apoyo de súper PAC’s o incluso PAC’S de aquella elección.
El juego cambió, las campañas re diseñarán sus estrategias –incluidas las financieras– y se prepararán para el segundo debate el 16 de octubre. Este primer debate servirá, no sólo a los candidatos, para entender que no hay que subestimar al adversario. También nos ofrece otras lecciones: 1) Mitt Romney no es John McCain y Obama ya no es Senador,  tiene que presentarse mucho más presidencial; 2) Siempre hay que estar listo para re-accionar a los game-changers, la elección no está definida y todavía puede inclinarse para cualquier lado y; 3) pudiera ser que Barack Obama fuese un gran candidato, pero ahora debe demostrar que es un Presidente re elegible.

jueves, septiembre 20, 2012

Entre Septiembre negro y la Sorpresa de Octubre

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley


A menos de 50 días de la elección, las campañas del Presidente Barack Obama y el ex Gobernador Mitt Romney luchan por convencer a un electorado que duda de ambos. Los estados que aún no definen el sentido de su voto y que serán –algunos de ellos- los fieles de la balanza en la elección general del martes 6 de noviembre, están siendo el centro de atención tanto de las campañas como de los distintos comités de acción política (PAC’s, Súper PAC’s y grupos 527) que operan la propaganda y la guerra sucia localmente. La campaña de Romney se encuentra inmersa en un muy oscuro septiembre negro derivado de varios desatinos –errores estratégicos, comentarios inadecuados y filtraciones- que lo coloca en un escenario cada vez más complicado frente al Presidente Obama. Sin embargo, la moneda sigue en el aire, pues ambas campañas están aún a la espera de la Sorpresa de Octubre; un acontecimiento inesperado de política interna o internacional que define la elección de último momento.

Las Convenciones Nacionales (Republicana y Demócrata) tradicional y lógicamente impulsan al candidato que acepta la nominación de su partido, volviendo a equilibrarse los números –o a las condiciones a priori aquellas- una vez realizadas ambas Convenciones. En este caso, luego de la reunión Republicana en Tampa Mitt Romney incrementó su números en las encuestas llegando incluso a superar ligera y brevemente a Barack Obama. El escenario se diluyó unos días después al llevarse a cabo el encuentro Demócrata en Charlotte. Elemento clave para el repunte del Presidente Obama no fue su discurso de aceptación, ni el emotivo mensaje de Michelle Obama, o la importante presencia de “Hollywood”, sino el discurso del ex Presidente Bill Clinton, quien convenció a los televidentes y a miles de quienes supieron del mensaje de una u otra manera, de que si bien falta mucho por hacer, el rumbo que siguen los Estados Unidos, es el adecuado.

El impacto del discurso de Bill Clinton es evidente, pues a nivel nacional los electores que consideran que el país va en la dirección correcta aumentaron de Mayo a Agosto en más del 5%. Esto ha sido clave en estados indefinidos –o swing states- y que definirán la elección, como Ohio, Florida y Virginia. En ellos, Obama ha logrado una ventaja sobre Romney de entre 5 y 8, en los tres casos. Esto es clave toda vez que entre los 3 estados suman 60 votos del Colegio electoral, y en caso de que se cumplan los resultados por estados que reflejan las encuestas, la fórmula Obama/Biden necesita 23 votos del Colegio electoral –supuestamente cuentan con 247; esto sin contar Nevada y Colorado, que comienzan a inclinarse hacia el Partido Demócrata. Esto deja ver un escenario muy complicado para la fórmula Republicana (Romney/Ryan), que poco éxito ha tenido tanto para combatir a la Administración Obama como para posicionarse en electorado y en su propio partido.

Los temas de ataque y posicionamiento de Mitt Romney fueron desde un principio la economía y la política exterior; lo que aparentemente fortalecería su compañero de fórmula (Paul Ryan). De hecho uno de los pocos temas en que Romney superaba a Obama en las encuestas a nivel nacional, era la economía; los electores percibían al ex Gobernador como mejor preparado para enfrentar las dificultades económicas. Sin embargo los entuertos no se hicieron esperar, particularmente a partir del discurso del Representante por Wisconsin, Paul Ryan, en que aceptó la candidatura a la Vicepresidencia. Pero en las últimas semanas una serie de errores, desatinos e imprudencias eliminaron la ventaja de Romney en el tema económico, e incrementaron la ventaja de Obama en política exterior.

Las propuestas Republicana en política exterior ha estado claramente influida por los neoconservadores y su enfoque Cruzado; el poder disuade, el poder es para incrementar el poder, el poder se aprovecha, el poder obliga, el poder sirve para moldear el mundo de acuerdo a las necesidades. Estas posturas han sido claras e implícitas en la plataforma de Mitt Romney, al señalar a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, como enemigos de los Estados Unidos, siendo el poder duro y no el suave lo que debe predominar en la estrategia de política exterior de los EEUU. Pero luego de los ataques a las embajadas estadounidenses –y algunos negocios como KFC- en Inglaterra, Alemania, Siria, Egipto, Israel, Turquía, Irán, Irak, Sudán, Libia, Yemen, Afganistán, Pakistán, Líbano, Túnez, Bahrein, India, Bangladesh, Malasia e Indonesia, Romney criticó la política de Obama en la región, acusándolo o haciéndolo responsable de los ataques y las vidas perdidas en ellos. Los señalamientos del candidato presidencial del GOP –como se le conoce al Partido Republicano- fueron duramente criticados tanto por la población como diversos analistas políticos; incluso miembros del Partido Republicano, como John McCain, reprobaron el golpe bajo de Mitt Romney, subrayando que si bien la política de la Administración es cuestionable, es momento de rezar por las almas de los fallecidos y respaldar al Presidente.

Uno de los principales problemas de Romney ha sido que es percibido como un político originado en la élite económica, muy lejano a la realidad del estadounidense común; en consecuencia no conecta con el grueso del electorado. Por ello es que parte fundamental de la estrategia de campaña –lo que se estableció claramente en los discursos que le precedieron en la Convención Nacional Republicana- era crear una imagen de Mitt Romney como un ejemplo de la Promesa Americana; al menos de tercera generación. Pero el video que se filtró esta semana en que el candidato comenta en un evento de recaudación de fondos que “47% de los estadounidenses dependen del gobierno, y creen que tienen derecho a salud, educación y vivienda”, aclarando además que “ocuparse de ellos, no era su trabajo”, poco ayuda a la imagen del Romney cercano y sensible a las necesidades de la gente. A estos gazapos habría que añadir por ejemplo, las constantes quejas de importantes donadores a la Campaña Romney/Ryan, con respecto a su Coordinador de fundraising, Stu Stevens, por no atender las necesidades de los donadores. ¿A qué se referirán?

El Septiembre negro de la Campaña de Romney ha ayudado al Presidente Obama a obtener ventaja en estados indecisos que podrían definir la elección, pero falta historia por escribir; no sólo la Sorpresa de Octubre, sino los debates presidenciales que comienzan el 3 de Octubre. Los retos se acumulan para Romney; recuperar el tema económico, posicionarse en política exterior, obtener votos de minorías clave, como las mujeres y los latinos. La comunidad LGBQT y afroamericana, son misión imposible.

lunes, septiembre 03, 2012

El Partido Republicano y la política de la enemistad, 2ª Parte

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley


(Entre excepcionalismo, conservadurismo y sofismas)

La Convención Nacional Republicana concluyó el jueves 30 de agosto con la misma tesitura discursiva de los días anteriores; radicalismo conservador, excepcionalismo, elitismo disfrazado y/o hipócrita, falsa conciencia de clase (media) e intentos de la fórmula (Mitt) Romney/(Paul) Ryan –más bien fallidos- de mostrarse cercanos al estadounidense común, promedio, clasemediero. Por supuesto que sorpresa hubiera sido un cambio en la estrategia de comunicación, sin embargo, aunque las encuestas a posteriori arrojan a la fórmula Republicana ya arriba de la Demócrata entre 3 y 5 puntos, con lo que podría pensarse en el éxito de la Convención y sus objetivos electorales, quedaron patentes –una vez más- las debilidades del GOP (Grand Old Party, como es también conocido el Partido Republicano); siendo éstas, la poca conexión de Mitt Romney con el electorado, en este caso con la Convención; el distanciamiento entre fórmula y el electorado dado su elitismo; los falaces argumentos en muchos casos para criticar a la Administración Obama; y la dificultad para atraer a las minorías, dada la plataforma Romney/Ryan, y sus propias posturas políticas en temas como el aborto, la inmigración y derechos de la comunidad LGBTQ.

En los días previos los discursos más importantes habían estado a cargo de Ann Romney (esposa del candidato presidencial), Chris Christie (gobernador de New Jersey), Condoleeza Rice (otrora miembro del gabinete de G. W. Bush) y Paul Ryan (el candidato a la Vicepresidencia). Ellos habían ya definido el matiz discursivo de la Convención y de la Campaña, por lo que el cierre se esperaba apoteósico –más aún por los inconvenientes que había causado el huracán Isaac- y estaría a cargo de el Senador por Florida y miembro del Tea Party, Marco Rubio, un invitado sorpresa –Clint Eastwood- y Mitt Romney, con el reto de conectar con la audiencia tanto o más que su compañero de fórmula.

El Senador Marco Rubio –considerado hace tan sólo unas semanas como probable compañero de fórmula de Mitt Romney- acentuó en su discurso el excepcionalismo estadounidense al comentar el viaje de sus padres desde Cuba hacia los Estados Unidos y afirmando que “no habría límites hasta dónde podría llegar, porque era estadounidense”. Rubio acudió a conceptos como esperanza, grandeza, American dream y excepcional, tanto para atacar a la Administración Obama como para inspirar al electorado Republicano y conservador. Siendo un ejemplo de la Promesa de la Vida Americana –además de ser latino y a pesar de serlo- ya se percibe a Marco Rubio un miembro fundamental en el futuro del GOP. Al igual que otros oradores antes y después que él, Rubio reconoció a Obama como una buena persona, buen padre –hasta buen golfista; una crítica velada- pero un mal presidente, un mal líder, que además amenaza el Sueño americano con tantas leyes, normas, multas…con tanta intervención estatal.

Mitt Romney lejos estuvo del cierre apoteósico que el momento le exigía. Criticó a la Administración -sin atacar en lo personal a Obama, con lo que perseguía no hacerse de una mala imagen con algunas minorías- y trató de ubicar a la fórmula como la esperanza de la gloria y el sueño estadounidenses. Pero durante su largo discurso nunca conectó con la audiencia, se percibía a un orador muy distante emocionalmente, no inspiraba, no emocionaba, no manejaba a los delegados. Fue un reflejo de la dinámica y el sentir de la Convención; recordemos que Romney llegó a ella sin el apoyo necesario para ser el candidato del GOP. Ya en ella hubieron algunos altercados entre simpatizantes del ex Gobernador de Massachusetts y delegados que apoyaban a otros candidatos, como Ron Paul, y que afirmaban que Romney no podría vencer a Obama en noviembre. La falta de unidad se reflejó en el discurso de Romney; así como su falta de liderazgo, simpatía, empatía y oratoria.

El ex Gobernador Romney dio claras pistas de lo que sería su Administración al señalar, por ejemplo, que mientras Obama había prometido “disminuir el crecimiento de los océanos y curar el planeta”, él sólo le prometía a los estadounidenses “ayudarlos y a sus familias”; ¿significará eso, “sin importar el costo”? El parroquialismo norteamericano ha costado mucho, la satisfacción de la sociedad consumista estadounidense –como de todas aquellas que se componen de consumidores antes que de ciudadanos- y sus corporaciones ha impactado profundamente en el deterioro del Medio ambiente y generado conflictos alrededor del mundo; parece que una Administración Romney seguiría ese camino. No dejó lugar a dudas sobre su enfoque en política exterior cuando hizo mención a la necesidad de mayor fortaleza ante Rusia, China, Irán y Corea del Norte, así como un claro apoyo a Israel.

Romney siguió la línea crítica de oradores como el ex Gobernador de Florida, Jeb Bush –hermano de G. W. Bush- cuando lo llamaba a responsabilizarse del fracaso de su Administración y dejar de culpar a la anterior con respecto a la crisis financiera que vive el país –y buena parte del mundo- desde 2008; sin embargo una encuesta realizada por Washington Post-ABC News muestra que el 54% de los estadounidenses responsabilizan a la Administración Bush y el 32% a la de Obama. Por cierto, ¿alguien sabe por qué no fueron G. W. Bush o Dick Cheney a la Convención? ¿Y Sarah Palin? Es la primera vez que un ex candidato a la Vicepresidencia –haya perdido o ganado- no da un discurso en la Convención siguiente.

Es verdad, podría sostenerse que este argumento de la responsabilidad en la crisis es cuestión de enfoques, no obstante muchos otros han sido datos manipulados, verdades a medias o francas falacias; es decir, son sofismas que engranan los ataques contra Barack Obama, y no es que algunas de las críticas no carezcan de verdad, sino que la mayoría de los argumentos hacen ver al GOP y su fórmula como algo que no es. Tal es el caso de la crítica al recorte de Obama por 700 mdd al Medicare por parte de Paul Ryan; éste, olvidó mencionar que su proyecto presupuestal tenía un recorte muy similar, sólo que el Representante por Wisconsin dirigía parte de esos recursos a las aseguradoras y Obama a programas sociales.

En resumidas cuentas, la Convención Nacional Republicana deja al GOP y su fórmula Romney/Ryan con más preguntas que respuestas, y más dudas para los votantes; simpatizantes y no tanto. Paul Ryan es un buen orador y conecta con el público, pero Romney sigue distante Ambos son vistos como parte de una élite demasiado lejana de la cotidianidad como para entender al estadounidense promedio; sus esfuerzos por ser vistos como ejemplos del American dream, pueden ser contraproducentes, sobre todo porque es evidente su falsedad. ¿Alguien le habrá creído a Paul Ryan, cuando comentó que a diferencia de mucha gente durante esta Administración (Obama) él nunca vio su trabajo como lavaplatos y mesero, como algo más que sólo un escalón, una experiencia en su vida? Por supuesto que así lo vio, era un trabajo de verano de un joven universitario de familia acomodada. ¿Y cuando Ann Romney recordó los días en que ella y Mitt vivían en un sótano? Pero de qué está hablando; ella hija de un Alcalde y él de un Gobernador; ¿en un sótano? ¿mesa de latón? ¡Por favor!

La semana pasada -27 al 31 de agosto- fue la semana Republicana; con altas y bajas, tinos y desatinos, pudimos ver la estrategia de Romney/Ryan. Esta semana será la Demócrata, y también podremos observar las fortalezas y debilidades de la fórmula Obama/Biden, así como su estrategia defensiva y de contraataque. Pero a fin de cuentas las temas básicos serán economía –lo que podría favorecer a los Republicanos- programas sociales como Obamacare –la moneda en el aire- y la administración de las finanzas en los estados clave de Ohio, Virginia y Florida.

viernes, agosto 31, 2012

El Partido Republicano y la política de la enemistad, Iª Parte


(La ideología del viejo sur domina el moderno GOP)

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley


Los Republicanos llegaron a su Convención Nacional con las encuestas indicando que Obama y Romney van empatados hacia la elección general de noviembre. En la Convención el GOP –Grand Old Party, como también se le conoce al Partido Republicano- las figuras del Partido tratan de mandar mensajes que fortalezcan al candidato y atraigan votos a su campaña. Hace cuatro años el GOP tuvo muchos problemas para obtener votos de la comunidad latina, de las mujeres y afroamericanos, por lo que se esperaba que para esta Convención los mensajes de sus figuras y líderes políticos estuvieran dirigidos a ellos, y en apariencia lo estuvieron, pero en el fondo tanto la Campaña de Romney/Ryan como dichos discursos dejaron claro el dominio ideológico del viejo sur. ¿Podrá el Partido Republicano mantener su radicalismo y aún así atraer a los sectores que lo abandonaron hace cuatro años?

Desde que Barack Obama obtuvo la candidatura demócrata para las elecciones de 2008, el GOP ha incrementado su hostilidad hacia las minorías, ha tomado posturas racistas (no sólo durante la campaña), se ha profundizado tanto su temor y desconfianza hacia el gobierno, como con respecto a la ciencia; la tradición conservadora del sur, en una de su expresiones más radicales, domina los valores del Republicanismo moderno. Los conservadores blancos cobran más importancia en el Partido y sus estrategias, mientras que en el país las mujeres, los latinos, afroamericanos y la comunidad LGBTQ –lésbico, gay, bisexual, transgénero y queer-  exigen más derechos, equidad e igualdad. El GOP necesita de ellos para ganar la elección de noviembre –a excepción de los últimos, y no porque no los necesite, sino porque claramente han señalado (Romney/Ryan) que el candidato de la comunidad LGBTQ es Barack Obama- la pregunta es cómo conjuntar ambas cosas; los intentos por hacerlo comenzarían en la Convención.

Ann Romney –esposa del candidato- y Chris Christie –Gobernador de New Jersey- fueron los oradores estelares del Martes 28. El objetivo de ambos era fortalecer la candidatura de Mitt Romney, revertir las críticas al candidato con respecto a su elitismo y su falta de simpatía, empatía y liderazgo, y comenzar a golpear la Administración del Presidente Obama. Ann Romney, mucho más que Christie, logró su cometido, pero sus referentes eran personales, es decir se ubicaba ella (no su esposo) como una estadounidense común hija de un minero, que a través del trabajo duro alcanzó el American dream –lo que también hizo Condoleeza Rice la noche del miércoles. La Convención Nacional Republicana, una vez más, ha mostrado en realidad discursos llenos de ideales y valores chauvinistas, raciales y profundamente conservadores. Mismos que se aprecian en su plataforma política, la cual habla de un muro a todo lo largo de la frontera con México sin importar el costo, de prohibir el aborto aún en casos en que la vida de la madre esté en peligro o de violación. Una plataforma que en política exterior habla de fuerza, unilateralidad y enemigos existenciales, amenazas al American way (China, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela…).

La noche del miércoles giró en torno al discurso del compañero de fórmula de Mitt Romney, el Representante por Wisconsin Paul Ryan. Había una gran expectación por escuchar a Ryan, y ver qué tanto conectaba con la gente –tanto en la Convención como a través de las pantallas- así como conocer el tenor de sus ataques a la Administración Obama así como su capacidad para articular y comunicar dichas críticas. Ryan justificó su elección como compañero de fórmula, al dirigir buena parte de sus ataques en el ámbito económico, y particularmente el Obamacare; áreas que maneja muy bien el Representante de Wisconsin y ex Presidente del Comité de Presupuesto en la Cámara Baja. Ryan sí conectó con la gente y motivó a sus simpatizantes –de hecho, mucho más que el propio Romney- sin embargo sus ataques estuvieron llenos de manipulaciones, falsedades e inexactitudes.

Paul Ryan criticó los recortes presupuestales a Medicare del Presidente Obama, pero –evidentemente- no señaló que su propuesta presupuestal contenía recortes muy similares. Por otra parte, y en un estilo típicamente estadounidense, Ryan ejemplificó la mala administración de Obama con respecto al rescate de la economía, al mencionar una empresa automotriz de su natal Janesville que a pesar de las promesas de Obama ésta quebró dejando a cientos de trabajadores y sus familias sin sustento; lo que el candidato a la Vicepresidencia omitió, es que la Administración del Presidente Obama rescató dicha empresa, y sigue funcionando. Ryan también omitió que obstaculizó propuestas bipartidistas en los referente al Presupuesto y otros temas. El Representante por Wisconsin (de 42 años) se encargó de fortalecer la imagen de Barack Obama –y su Administración- como una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos por la debilidad de su política exterior, al modo de vida estadounidense por su política de planificación, límites, controles y multas (lo que identifican como socialismo) y al empresariado en su conjunto por el deseo de Obama castigar el éxito –haciendo alusión a las críticas dirigidas a Mitt Romney por parte de los Demócratas.

A fin de cuentas buenas y malas para los Republicanos y Paul Ryan; dio un discurso muy emotivo, encendió a la Convención –tal vez tanto como Condoleeza Rice- y sin duda motivó a muchos miembros del GOP que no estaban convencidos por la fórmula, pero no buscó llegar a las minorías –de quienes dependen ambos partidos- y se demostraron varias inconsistencias en su discurso –además de las mencionadas, faltó a la verdad cuando señaló que los tres estados con menor desempleo son gobernados por Republicanos- razón por la que se recordó a Sarah Palin y su accidentada campaña de 2008, luego de su gran papel en la Convención.


(En la segunda parte a entregar el lunes, se comentarán los discursos de Jeb Bush, Marco Rubio y Mitt Romney)

lunes, agosto 20, 2012

Obama-Biden y Romney-Ryan, definiendo estrategias

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley.


Una vez lista la fórmula Republicana (Mitt Romney, Paul Ryan) se definen con mayor claridad y precisión los temas en los que se enfrentarán las campañas, y que ayudarán a definir la elección en noviembre próximo. Asimismo, las estrategias para los debates (entre Obama y Romney, así como el que enfrentará a Biden y Ryan) y el gasto de las campañas –ya no sólo por los estados que no han definido el sentido del voto popular, llamados swinging states- así como la imagen que construyen para sí mismas y para la fórmula rival, complementan el escenario del proceso electoral estadounidense. A continuación hablaré de algunos de los retos de ambas campañas a raíz de la inclusión de Paul Ryan en la fórmula Republicana, a sólo unas semanas de sus Convenciones Nacionales; cuando ambas fórmulas aceptarán la candidatura de sus Partidos.

La elección del compañero de fórmula en una elección es fundamental, toda vez que complementa o equilibra la candidatura presidencial. Así Joe Biden contrarrestaba la falta de experiencia de Obama y su falta de conocimiento en política exterior, y Sarah Palin, alimentaba el voto femenino para John McCain, fortaleciendo la imagen de rebelde (maverick) del propio Senador por Arizona; sorprendentemente la ignorancia de la Gobernadora Palin en política internacional y doméstica, pudieron no haber sido tan determinantes, a fin de cuentas. En esta ocasión era de igual relevancia el compañero de fórmula de Mitt Romney, pues como se ha comentado el ex Gobernador de Massachusetts no lograba convencer a los sectores conservadores del Partido Republicano y tampoco a buena parte de las bases, de los electores en estados que son tradicionalmente Republicanos y que bien podrían definir la elección de noviembre. Lo que cobra mayor relevancia al considerar que los Demócratas están en una situación muy similar, pues no han asegurado estados clave para ellos, dado el desencanto con respecto a la Administración Obama (Biden).

Con la elección del Representante por Wisconsin Paul Ryan para candidato a la Vicepresidencia y compañero de fórmula de Romney, se busca asegurar el voto duro del Conservadurismo, de las bases del Partido Republicano y de miles (o millones) de jóvenes que buscan un rostro moderno para el GOP.  A Ryan se le ha presentado prácticamente como un ideólogo del Partido Republicano, y también como una pieza fundamental para el proyecto bipartidista de Mitt Romney, habiendo fungido como tal en el Comité de Presupuesto en la Cámara de Representantes. Sin embargo, el record de Ryan refleja que ni está tan interesado en el bipartidismo, ni tampoco es un joven ideólogo de la tradición conservadora. Ryan no es más que un joven que se identifica con valores e ideales del Republicanismo duro –tampoco es un líder del Tea Party- pero que no ha sido ajeno al pragmatismo legislativo. El bipartidismo no es ni un valor político de Ryan, ni una prioridad, según afirman colegas suyos tanto Republicanos como Demócratas.

Con Paul Ryan en la fórmula Republicana se busca centrar el debate en temas económicos, y particularmente en Medicare. Pero el rival directo de Ryan, Joe Biden, puede debatir sin mayor problema con el Representante por Wisconsin en esos temas, y superarlo en temas de la Administración Obama, más aún en política exterior. En 2008 un problema que enfrentó Biden en el debate con Sarah Palin, fue que debía tener cuidado de no atacar con demasiada fuerza a la Gobernadora de Alaska, pues podía verse como abusivo. Debía ganar el debate, pero no hacer ver muy mal a Palin; algo verdaderamente difícil siendo ella tan ignorante en temas muy diversos. Al enfrentar a Paul Ryan el 11 de octubre en Danville (Kentucky) el escenario será muy diferente, asimismo los retos.

En el debate entre los compañeros de fórmula de Obama y Romney, el otrora Senador Biden, podrá ser más agresivo y tendrá la capacidad de defender la Administración Obama toda vez que él (Biden) ha sido un miembro muy activo en ella. Diversos elementos del staff de la Casa Blanca afirman que el Vicepresidente participa de prácticamente todas las reuniones en que se le informa al Presidente sobre diversos temas de la Administración, como inteligencia, seguridad, política exterior y economía. De esta forma, Biden podría ser un arma fundamental para consolidar la imagen de Obama como mejor opción a Romney, en varios temas de la Agenda. Apoyando esta tesis es que diversas encuestas ubican al Presidente por encima de Mitt Romney tanto con respecto a la elección general de noviembre, como en temas específicos. Por ejemplo, una encuesta del Washington Post-ABS News, señala que en política social Obama tiene un apoyo del 47% contra 39% de Romney; en seguridad social 45 a 38; en política exterior 56 a 37; en educación 52 a 34; en salud 48 a 44; en inmigración 46 a 43; en Irán 56 a 37; en generación de empleos 46 a 45; en Medicare –fortaleza de Ryan- 46 a 27; en gasto militar 45 a 35; y en el tema Afganistán 43 a 27. En el tema impositivo están empatados en 46%, y Romney supera a Obama en economía 48 a 45, en energía –que supuestamente sería una fortaleza del Presidente- 51 a 42; y en gasto gubernamental 51 a 43.

Los debates sin duda ayudarán a perfilar el resultado de la elección, pero tal vez más importante que éstos, será el gasto de las campañas –incluidos los Political Action Comittees y otros mecanismos de financiamiento y acción política (PAC’s, Súper PAC’s y los grupos 527) todos ellos explicados en un artículo anterior- y su administración en los estados. Hasta el momento Nevada, Colorado, Iowa, New Hampshire, Wisconsin, Ohio, Virginia y Florida son estados que no están inclinados hacia ninguna candidatura –aunque es muy probable que Wisconsin vaya para los Republicanos, gracias a Paul Ryan. En consecuencia gran parte del gasto se está dirigiendo hacia estados clave como Ohio (18 votos electorales), Virginia (13) y Florida (29); Colorado (9) en menor medida. Eso explica por qué las campañas han dirigido la gran mayoría de su gasto a esos estados, y de hecho la mayor parte de ese dinero se ha dirigido a anuncios negativos –el 76% del total de publicidad es negativa.

En una próxima publicación, se hará mención del financiamiento y gasto de las campañas, identificando la fuente del financiamiento de ellos; ¿quién está aportando a cada una de ellas? ¿qué sectores? ¿qué corporaciones o grupos de interés? ¿cómo están gastando? ¿en dónde? ¿cuál es el sentido del mensaje político? Todos esto nos irá aclarando el escenario hacia noviembre.

sábado, agosto 11, 2012

Paul Ryan para Vicepresidente

Catalizador o catástrofe ideológica

Por Amando Basurto –


El día de hoy Mitt Romney anunció que el elegido para ser si compañero de fórmula en la carrera por la presidencia de los Estados Unidos de América será Paul Ryan. Como ya había mencionado Miguel Ángel Valenzuela Shelley, en su artículo del pasado miércoles, Ryan parecía ser la opción más indicada: “Paul Ryan, congresista por Wisconsin… aunque es el tercer sembrado en la corta lista de VP’s (candidatos a la vicepresidencia), podría ser la opción más indicada, toda vez que es un joven conservador del Medio Oeste, muy bien visto por el establishment republicano, pero también por jóvenes conservadores que buscan una nueva cara de dicha tradición. Es una opción que atraería votos del centro y oeste del país, complementando a los Este que pueda aportar Mitt Romney.”

Ahora el llamado “America’s Comeback Team” está completo y la campaña de Romney ha conseguido un lema claro y atractivo con un “spin” a la idea de que son las empresas y empresarios los que construyen America, no su gobierno: “We Build America”. Ryan aportará a la campaña un contenido ultraconservador y libertario, enfatizando la necesidad de reducir dramáticamente no sólo el tamaño del gobierno federal sino su poder de acción. Esto muy probablemente ayudará a Romney debido a que la campaña republicana se ha centrado en descalificar el papel de la administración Obama por la lenta recuperación de la economía. La principal tarjeta de presentación de Ryan es su trabajo ultraconservador presidiendo el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, desde donde desafió radicalmente a la administración Obama con su propuesta de reducción de presupuesto titulada “Roadmap For America’s Future Act” presentada por segunda vez y de manera exitosa en 2010, cuyo principal objetivo es des-hacer la reforma al sistema de salud que es el más escandaloso (no necesariamente el principal) logro legislativo de Obama.
Pero no todo es éxito de aquí en adelante para la campaña de la dupla RR. Ryan es un representante novato, sin experiencia real más allá de las paredes del Congreso, con muy poca capacidad de reconciliar y promover políticas bipartidistas en el Senado y con una enorme ignorancia de la política exterior estadounidense. Esto representa una ventaja, no de Barack Obama sino del Vicepresidente Joe Biden, quien tendrá que realizar un par de tete-a-tete con Ryan durante la campaña (probablemente de lo más entretenido por venir en la campaña).

Aquí unas notas sobre Paul Ryan:
-Nacido el 29 de enero de 1970 en Janesville, Wisconsin
-Tiene una licenciatura en “economía y ciencia política” por la Universidad de Miami en Ohio
-Congresista Federal, Representante del 1er Distrito de Wisconsin
-Presidente del Comité de la Cámara de Representantes

Dato curioso: En 2008 Paul Ryan ganó holgadamente su elección como Representante al mismo tiempo que Barack Obama ganaba contundentemente ese mismo Distrito.

miércoles, agosto 08, 2012

Mitt Romney y algunos temas que pueden definir la elección

(Política exterior, financiamiento y compañero de fórmula)

Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley


A semanas de la Convención Nacional Republicana, que se realizará el 27 de agosto en Tampa (Florida), y en la cual el Grand Old Party (o Gallant Old Party, GOP, como también se le conoce al Partido Republicano) elegirá a sus candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de los Estados Unidos, el otrora gobernador de Massachusetts y virtual candidato –Mitt Romney- no convence a amplios sectores del electorado, incluidos republicanos. Sus desatinos en la gira por Europa y Medio Oriente, su cuestionado plan económico y su constante chaqueteo ideológico –lo que ha sido motivo de constantes parodias en diversos medios estadounidenses- han contribuido a la accidentada campaña de Romney; no obstante, no evitaron que lograra recaudar mucho más dinero que la campaña de reelección del Barack Obama en los últimos tres meses. La limitada fuerza de Romney al interior del conservadurismo sin duda inclinará la balanza en la elección del compañero de fórmula del ex Gobernador.

Aunque la elección se definirá por el tema económico, la campaña de Romney ha enfocado buena parte de sus baterías a consolidar el perfil de mano dura del ex gobernador. La principal crítica al Presidente Obama, ha sido la tibieza con que lleva su política exterior y el consecuente debilitamiento de los Estados Unidos en la arena internacional. Romney ha sostenido –así como asesores y coordinadores de campaña, como Mitchell Reiss, Alex Wong  y Dan Senor- que la política exterior de EEUU debe ser mucho más agresiva, intervencionista, y poco flexible ante rough states como Irán, Siria o Corea del Norte. Incluso han mencionado que Washington debe abandonar su rol de mediador en el conflicto Israel-Palestino y volver a ser un claro aliado de Israel. La intención electoral es evidente. La plataforma de Romney incluye un endurecimiento hacia Rusia y China, con respecto a su democracia, transparencia y apertura, así como disminuir el papel de la OTAN en la seguridad regional e incrementar el de EEUU.

Estas declaraciones, y en general la plataforma en política exterior del ex Gobernador, parecen indicar que están en una lógica distinta a las condiciones del mundo actual. Incluso algunos republicanos expertos en política internacional, han criticado el enfoque bipolar –me refiero al orden de Guerra fría, supongo que también los republicanos- con que Romney y sus asesores han articulado su estrategia de política exterior. Parte del problema puede obedecer a que el numeroso equipo de asesores en la materia no están definiendo el tema, sino sus más cercanos colaboradores, Kerry Healey y James M. Talent, quienes no son expertos en política internacional. No obstante, otros cercanos asesores de Mitt Romney y que también podrían explicar el perfil de su política exterior, son Eric Edelman (Subsecretario de Defensa con G. W. Bush), Rich Williamson (que tuviera diversos puestos en política exterior con Ronald Reagan y G. W. Bush), y los mencionados Reiss, Wong y Senor, éste último vocero durante la ocupación en Irak.

Un aspecto fundamental en las campañas, amén de los temas decisivos –economía principalmente- es la recaudación, el financiamiento que logren las campañas. Eso determina en buena medida la estrategia de campaña; en 2008 los asesores de Obama decidieron “pelear” los estados que eran claramente republicanos, no con la intención de ganar, sino de obligar a la campaña de McCain a gastar en estados en los que no tenía pensado hacerlo. Con ello minaron la capacidad de los republicanos para invertir y así disputar estados no decididos (swinging states). En esta ocasión la recaudación de las campañas bien podría ser decisiva, así como los mecanismos ya explicados en otro artículo (PAC’s, Súper PAC’S y grupos 527). Al respecto el sitio de internet Open Secrets ha reportado que la campaña del Presidente Obama ha recaudado 575 millones de dólares (mdd) y la de Romney 279 mdd. Habiendo gastado a fines de julio ambas campañas, 400 y 205 mdd, respectivamente. No obstante la diferencia entre ambas campañas, los republicanos han superado a los demócratas en mayo, junio y julio, y son quienes han gastado más, por lo que será interesante ver cómo administran sus recursos en los últimos tres meses de la elección.

Por otro lado, quién complete la fórmula republicana, es decir, quién sea invitado como el candidato a la Vicepresidencia de los EEUU –acompañando a Mitt Romney- será un factor que contribuya a la definición de la elección general en noviembre; así como ayudó a definir aquella de 2008 cuando John McCain eligió a Sarah Palin. La lista parece acortarse, de acuerdo a medios como The Washington Post y Weekly Standard, a tres fuertes candidatos: el senador por Ohio, Rob Portman, el ex gobernador de Minnesota, Tim Pawlenty, y Paul Ryan, congresista por Wisconsin. Ryan, aunque es el tercer sembrado en la corta lista de VP’s (candidatos a la vicepresidencia), podría ser la opción más indicada, toda vez que es un joven conservador del Medio Oeste, muy bien visto por el establishment republicano, pero también por jóvenes conservadores que buscan una nueva cara de dicha tradición. Es una opción que atraería votos del centro y oeste del país, complementando a los Este que pueda aportar Mitt Romney. La moneda por la elección del compañero de fórmula sigue en el aire, pero en una semana o menos, la decisión estará tomada y podría inclinar una balanza, que hasta el momento está sumamente equilibrada.

martes, julio 31, 2012

La pifias de Mitt Romney en Londres y Jerusalén


El viaje de Mitt Romney –virtual candidato republicano a la presidencia estadounidense– por el Reino Unido, Israel y Polonia comenzó enmarcado por una serie de pifias por parte de sus asesores. Uno de ellos comentó que, a diferencia de Barack Obama, Romney si apreciaba la herencia “Anglo-Saxona” que comparten los dos países. Evidentemente, no es difícil interpretar un dejo de racismo en el tono del comentario por contrastar directamente la persona de Romney con la “herencia Africano-Americana” de Obama. Muy probablemente, intentando recomponer el barco, un segundo asesor comentó que como Barak Obama es de izquierda no aprecia la importancia de Organización del Tratado del Atlántico Norte ni la relevancia de las alianzas tradicionales.

A estas pifias Romney sumó las suyas una vez arribado a Londres. Es de todos conocido que el Aeropuerto de Heathrow vio rebasada su capacidad de procesamiento de documentos de migración desde un mes antes de la fecha de inicio de los juegos. Pero que el presunto candidato presidencial estadounidense llegue a la sede olímpica y declare –a pocas horas de comenzar el evento– que había cosas “desconcertantes” en términos de seguridad, cayó muy mal tanto al regente de Londres –Boris Johnson– como al Primer Ministro –David Cameron.

Cabe destacar que Mitt Romney tiene experiencia como organizador olímpico pues fue Presidente del Comité organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno en Salt Lake City en 2002. Sin embargo, este intento de presumir sus credenciales como organizador fue expresado con tal arrogancia que no sólo los medios ingleses sino los propios Johnson y Cameron contestaron los comentarios personalmente. El primero cuestionó, en un evento masivo en Hyde Park, que Ronmey pensara que la organización en Londres no estaba lista; Cameron, por su parte, desestimó los comentarios de Romney al marcar la diferencia entre Londres y Salt lake City de la siguiente manera: “Estamos organizando unos Juegos Olímpicos en una de las ciudades más ocupadas, activas y aceleradas en el mundo. Por supuesto es más fácil organizar unos Juegos Olímpicos en medio de la nada”.

La coronación de los tropezones de Romney en Londres sucedió cuando, al final de su reunión con David Cameron, declaró que también se había reunido con Sir John Sawyers, director del MI6 (el Servicio Secreto de Inteligencia inglés). Los medios se concentraron en el hecho de que los ingleses son muy reservados en sus alusiones al MI6 y que se consideraba poco ético hacer pública una reunión con el jefe del Servicio Secreto. Pero otra cosa es también relevante: ni Cameron ni Sawyers hubiesen deseado que se hiciese pública su reunión con alguien que ni siquiera ha sido nombrado candidato presidencial oficialmente y que no tiene hoy ningún cargo público de importancia; es decir, que ambos tuvieron una reunión de alto nivel con un empresario estadounidense.

Las pifias de Mitt Romney en Israel son de diferente naturaleza. En su principal discurso público en Jerusalén, Romney llamó Jerusalén “la capital de Israel”; incluso declaró que como presidente trataría de mover la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. Ese simple hecho muestra que sin importar las consecuencias de sus hechos, Romney está dispuesto a decir lo que sea necesario para ganar la simpatía de aquellos ultraconservadores que le pueden extender un gran cheque y conceder su voto. Sin embargo, el resultado es simple y alarmante: Romney podría llegar a ser presidente de los Estados Unidos habiendo destruido toda posibilidad de jugar un papel definitivo en la resolución del conflicto palestino-israelí; es decir, él mismo se ha desacreditado para realizar una de los más importantes labores diplomáticas en política internacional contemporánea.

Evidentemente, no podía terminar allí; Romney hizo referencia a las tensas relaciones entre Israel e Irán y lanzó su aparato discursivo en contra del último declarando un completo apoyo a la posición del primero. En un acto de temerario estrabismo, Romney dice que prevenir que Irán desarrolle armas nucleares debe de ser “la más alta prioridad de seguridad nacional” de los Estados Unidos. Con ello Romney no hace muestra sino de su profunda la ignorancia en materia de política internacional. Es casi de sentido común entender que aún si Irán desarrollara armas nucleares sería casi imposible utilizarlas contra Israel por una simple razón: el gobierno iraní estaría firmando una sentencia de cuasi-exterminio en el mismo momento en que lanzase el ataque; la respuesta de Israel, los Estados Unidos y muchos de sus aliados sería no sólo inmediata sino ejemplar. Evidente el programa nuclear iraní es mero alarde y pretende ser una moneda de cambio diplomático.

Ahora Romney está en tierras polacas. Esperemos noticias de cómo posiblemente agrave las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia, posiblemente con algún comentario anclado en el imaginario hollywoodense de la guerra fría.

lunes, julio 16, 2012

Una aproximación al sistema electoral de los Estados Unidos


Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley

Es a raíz del conflicto post electoral del año 2000 (Florida) que se avivó el interés por conocer y entender el sistema electoral estadounidense. Voto popular, Colegio electoral, primarias, electores, distintas normas electorales por distrito y otros elementos generaron sorpresa, confusión y necesidad de estudiar el sistema electoral de la democracia norteamericana; una democracia que tiene tanto aspectos profundamente antidemocráticos, como otros igualmente democráticos. Un complejo sistema pragmático que ha logrado equilibrar el ímpetu democrático y la necesidades corporativas.

El sistema electoral estadounidense es resultado, como varios aspectos de su sistema político, de una serie de indefiniciones iniciales que dieron lugar (no sin intención necesariamente) a una serie de pugnas y arreglos pragmáticos a lo largo de la historia que han definido -y siguen haciéndolo- sus procedimientos y condiciones electorales. Esto va desde la elección del presidente hasta los mecanismos de financiamiento en las campañas.

A fin de tener una comprensión básica pero amplia del sistema electoral de los Estados Unidos, presentaré algunos antecedentes que sostienen su arquitectura electoral, las normas electorales en los que se recarga y muestran su evolución, los procedimientos que lo caracterizan, las instituciones electorales que buscan controlar algunas instancias del proceso, mencionaré qué y cómo se elige, señalando algunas particularidades y excepciones en y del proceso, y finalmente explicaré los mecanismos de financiamiento en las campañas electorales. Este último punto, permitirá conocer un serie de actores que nos serán cada vez más familiares en los análisis pertinentes, tales como PAC’s, Súper PAC’s y los grupos 527.


Normas electorales.
Existen dos tipos de elecciones en los Estados Unidos: las primarias, que lleva a cabo los partidos políticos para definir a sus candidatos, y las generales, en las que se elige tanto al Ejecutivo como al Legislativo en sus diferentes etapas. Los artículos I y II de la Constitución de los Estados Unidos de América, indican cómo y cuándo se elegirá a la Cámara de Representantes, la Cámara de Senadores, al Presidente y Vicepresidente. En ellos se establecen requisitos para ser electo, así como mecanismos y fechas del proceso[1].

A lo largo del tiempo ha habido una serie de Enmiendas tendientes a consolidar y/o regular al sistema electoral desde diversas perspectivas. La Enmienda XII (1804) establece que la votación por Presidente y Vicepresidente será por separado, de tal forma que habrá candidatos para cada uno de los cargos mencionados. Ella misma define procedimientos para la elección de ambos cargos en dado caso de que ningún candidato obtenga la mayoría, recayendo la responsabilidad de la elección ya no en el Colegio Electoral sino en el Congreso. La Enmiendas XV (1870), XIX (1913) y XXIV (1964) defienden el derecho al voto frente a cuestiones raciales, de género y por no haber cumplido sus obligaciones fiscales.

La Enmienda XVII (1913) permite la elección del Senado por parte de los ciudadanos y reitera que cada estado contará con dos senadores; asimismo establece las acciones a seguir en caso de una vacante. La Enmienda XXII (1951) limita a dos el número de períodos presidenciales, es decir una elección y una re elección. La Enmienda XXIII (1961) otorga al Distrito de Columbia (Washington, D. C.) un número de electores en el Colegio Electoral igual al número de electores que tuviera si fuera un Estado, pero no mayor al número de electores que tenga el estado con menor representación. Por último, la Enmienda XXVI (1971) establece en 18 años como la edad mínima para obtener el derecho al voto.


Tipos de elecciones.
Como se mencionó hay dos tipos de elecciones en los Estados Unidos; generales y primarias. En las generales se elije al Presidente, al Vicepresidente, a la Cámara de Representantes cuando así sea necesario, y a un tercio del Senado cada dos años. Los senadores se dividen en junior (sus 2 primeros años) y en senior (sus períodos de 2 a 4 años y de 4 a 6 años). Las elecciones primarias son los procesos de elección de candidatos que llevan a cabo los partidos políticos; estas son elecciones en casillas, como las conocemos, o caucus. El caucus es un procedimiento en el que las personas reunidas en un centro comunitario, deportivo, escuela, etcétera, definen el apoyo a los principales candidatos, con base en la repartición porcentual de acuerdo al total de participantes del caucus. Depende de las reglas de cada distrito, se requiere ser miembro registrado de un partido o no. En algunos casos, inclusive se puede ser miembro de un partido y participar en el caucus del otro.

Cada partido define la cantidad de delegados a la Convención Nacional, lo que a su vez establece el número de delegados necesarios para obtener la candidatura presidencial. El Partido Demócrata tiene 3,328 delegados y 694 superdelegados, y se requiere del apoyo de 2,778 para obtener la candidatura. El Partido Republicano cuenta con 2,166 delegados, 120 superdelegados, y se requieren 1,144 delegados para conseguir la candidatura presidencial[2]. Este año la Convención Nacional Demócrata se realizará del 3 al 6 de septiembre en Charlotte (North Carolina) y la Convención Nacional Republicana del 27 al 30 de agosto, en Tampa (Florida).


Instituciones electorales.

Al no existir un organismo federal que organice las elecciones, la Constitución sólo establece que estas se realizarán el martes siguiente al primer lunes de noviembre, la organización de los proceses electorales recae en el Departamento de Estado de cada entidad federativa. El Departamento de Estado “estatal” debe coordinarse y establecer algunos lineamientos con los distritos electorales, los que –por ejemplo- definen el diseño de la boleta electoral. Por tanto, el día de la elección se llevan a cabo 51 procesos electorales -50 estados más el Distrito de Columbia-  cada uno compuesto por distintos procedimientos, según los distritos. Otra institución electoral estatal sería el Colegio Electoral estatal, compuesto por los electores de cada estado, los que expresan el sentido de su voto al Senado.

El Colegio electoral es, a fin de cuentas, el organismo que decide la elección –a menos que ningún candidato alcance los 270 votos necesarios, en cuyo caso el Congreso lo haría; la Cámara de Representantes elegiría al Presidente bajo la metodología un estado un voto, y el Senado al Vicepresidente - y está compuesto por electores estatales. La cantidad de electores de un estado está definido por el número de Representantes y Senadores con los que cuenta el estado. Por ejemplo, New York tiene 31 electores en el Colegio, lo que quiere decir que cuenta con 29 Representantes y 2 Senadores, Texas con 34 electores, posee 32 Representantes y 2 Senadores. De tal forma que el Colegio Electoral tiene 538 electores (100 Senadores, 435 Representantes y 3 electores de Washington, D. C.)[3].

Aunque la mayor parte de la elección recae en los estados, existen dos instituciones federales relacionadas con el proceso; la Federal Election Commission y la Electoral Assistance Commission. La primera fue creada en 1975, luego y debido al escándalo de Watergate, y su tarea es vigilar el gasto público en las campañas, así como evitar desvío de recursos hacia ellas. La segunda, creada en 2003 como resultado de problema post electoral en Miami-Dade, puede –en caso de así requerírsele- asesorar a los distritos electorales en el diseño de las boletas.


Voto popular vis a vis voto electoral.
El voto popular es el voto ciudadano y el voto electoral corresponden al Colegio Electoral, y estos pueden no ir en concordancia. De hecho una crítica al sistema electoral estadounidense, es que un candidato puede perder todos el voto popular, no obtener un solo voto en 39 estados más Washington D. C., pero si logra el voto de los electores en California (55), New York (31), Texas (34), Florida (27), Pennsylvania (21), Illinois (21), Ohio (20), Michigan (17), New Jersey (15), North Carolina (15) y Georgia (15), sería el próximo presidente de los Estados Unidos, toda vez que alcanzaría los 271 votos requeridos. Con ello, perdería el voto popular, pero ganaría el voto del Colegio Electoral. Esto ya ha sucedido, de hecho en tres ocasiones, siendo la más reciente en el año 2000 en que George Walker Bush logró la presidencia, a pesar de haber perdido el voto popular por más de medio millón de votos.


[1] Para mayores detalles sobre los requisitos y condiciones para ser electo y el proceso mismo acudir a http://www.archives.gov/espanol/constitucion.html
[2] Los superdelegados son miembros importantes del Partido que cuentan con mucha influencia en la definición de los delegados, principalmente de aquellos no comprometidos. Algunos estados otorgan delegados a la Convención, que pueden definir su voto en ella.
[3] Sólo los estados de Maine y Nebraska pueden dividir los votos de los electores, los demás estados otorgan la totalidad de ellos a quien gane el voto popular.