viernes, octubre 28, 2011

Breve vistazo al estado actual de la Reforma Política en México


La Reforma Política se ha estacionado en la Cámara de Diputados y parece estar de nuevo secuestrada entre posiciones no sólo intransigentes sino poco inteligentes. La Gaceta Parlamentaria de este jueves 27 de octubre nos permite observar con detalle el tipo de incongruencias y de simplismos que rodean el debate.

Los diputados del PAN siguen expresando su descontento porque su propuesta no fue tomada en cuenta en comisiones. Pero el problema de fondo es que sus propuestas siguen pareciendo una línea tirada desde el ejecutivo federal. Por ejemplo, los diputados Javier Corral Jurado, Gustavo González Hernández, María Antonieta Pérez Reyes y Gregorio Hurtado Leija del grupo parlamentario del PAN insisten, en su voto particular, sobre el tema de la reelección. Dicha insistencia es en realidad una expresión de apoyo a la propuesta presentada por Felipe Calderón; de hecho dicen coincidir plenamente con los argumentos que aquella proporciona: “ante la existencia de una plena competencia electoral y un sistema de partidos plural, la prohibición en materia de reelección consecutiva para legisladores y funcionarios municipales carece de sentido por al menos tres motivos: a) entraña costos muy importantes para la calidad del gobierno así como para la relación entre ciudadanos y representantes electos; b) limita sensiblemente la posibilidad de legisladores y autoridades municipales de acumular conocimiento y experiencia en provecho de sus representados; y c) priva a los ciudadanos de la capacidad para aprobar o desaprobar la gestión de sus representantes en función de su desempeño.” Recordemos que el argumento ya estaba sobre la mesa desde que, el año pasado cuando Alonso Lujambio dijo que la democracia mexicana era tonta porque "desperdicia el talento de sus políticos."

El segundo problema es que los argumentos de los diputados son simplones y superficiales. Para sustentar su apoyo a la propuesta de reelección, citan a “estudiosos del tema” como Manuel González Oropeza, Francisco Berlín Valenzuela, Benito Nacif y Cesar Jáuregui Robles. Ninguno de los argumentos presentados da cuenta del desarrollo y descomposición históricos del poder legislativo en México. Es precisamente este tipo de superficialidad que permite a muchos argumentar que “no entienden” cómo se atreven los diputados que han sido legisladores en varias ocasiones –por medios plurinominales– a votar en contra de la reelección. Obvio que no lo entienden porque su fundamentalismo reeleccionista no les permite ver que la representación proporcional en México se ha convertido en otro gran músculo de la partidocracia. Sigue siendo mucho más fácil expresarse llanamente a favor o en contra de la reelección sin atender al verdadero problema de fondo que es el agotamiento de los proyectos de plurinominalidad en ambas cámaras.

Los legisladores panistas incluso se atreven a escribir: “En el ámbito internacional, es por todos conocido que solamente México y Costa Rica no permiten la reelección legislativa consecutiva. Esto es otro claro ejemplo del falso debate provocado por quienes aseguran que nuestra sociedad no se encuentra preparada para reelegir a sus representantes.” Habría que aclararle a los legisladores que México y Costa Rica son los únicos países que no permiten la reelección legislativa consecutiva en Latinoamérica y el Caribe, no “en el ámbito internacional.” Y aún más, que su ignorancia es mayúscula cuando no saben que de las dos democracias históricas en la región (Costa Rica y Chile), la de Costa Rica ha sido la más estable. Esto quiere decir que ilusoriamente poner a México y a Costa Rica en términos políticos no es un vicio sino una virtud. ¡Si a alguna democracia deberíamos querer parecernos es a la más estable de la región!

Afortunadamente también hay buenas noticias. En especial, el voto particular del diputado por el PT, Jaime Fernando Cárdenas Gracia, presenta una lista de elementos que a su parecer faltan en la reforma política, veinte críticas al dictamen y dieciséis propuestas. Más allá de estar de acuerdo o no con todos los elementos que según el diputado hacen falta a la reforma, es refrescante leer a alguien que dice que la reforma política no tiene un efecto democratizador si no antes se modifican otros elementos profundamente viciosos arraigados en el sistema político mexicano. Entre sus críticas al dictamen, el legislador menciona que “la facultad de iniciar consultas populares debe estar exclusivamente en manos de los ciudadanos y no del ejecutivo o de los legisladores,” lo cual tiene todo sentido y espíritu democratizador. El diputado también es explícito al escribir que “prever la reelección de legisladores sin establecer la revocación del mandato, sin que el constituyente permanente ordene la reforma en materia de medios para determinar que ninguno de ellos puede tener bajo su control más del 20 por ciento del espectro radioeléctrico, sin derogar el financiamiento privado y, sin una ley que regule la democracia interna de los partidos; la reelección puede conducir en las actuales condiciones, a la oligarquización de la política nacional.” Esto es un eco de las voces que alertamos sobre la instauración de la reelección sin la modificación mínima de algunos elementos del sistema político mexicano. También el diputado hace eco a quienes hemos insistido que las cláusulas de gobernabilidad son antidemocráticas: “Son antidemocráticas, porque no responden al principio de que a X número de votos corresponde Y número de escaños- las fórmulas de sobre representación –tanto del 30 por ciento vigente como del 40 por ciento propuesto- para integrar la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. No se debiera en consecuencia mantener ninguna cláusula de sobrerrepresentación, sobre todo, cuando es tan elevada.”

Desafortunadamente, la opinión y el enfoque que ofrece el diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracia sigue siendo muy minoritario. La reforma política que se presentaba como una buena oportunidad para repensar algunas piezas clave de nuestro sistema político parece ser ahora carne de carroña legislativa.