La Reforma Política se ha estacionado en la Cámara de Diputados y parece estar
de nuevo secuestrada entre posiciones no sólo intransigentes sino poco
inteligentes. La Gaceta Parlamentaria de este jueves 27 de octubre nos permite
observar con detalle el tipo de incongruencias y de simplismos que rodean el
debate.
Los
diputados del PAN siguen expresando su descontento porque su propuesta no fue
tomada en cuenta en comisiones. Pero el problema de fondo es que sus propuestas
siguen pareciendo una línea tirada desde el ejecutivo federal. Por ejemplo, los
diputados Javier Corral Jurado, Gustavo González Hernández, María Antonieta
Pérez Reyes y Gregorio Hurtado Leija del grupo parlamentario del PAN insisten,
en su voto particular, sobre el tema de la reelección. Dicha insistencia es en
realidad una expresión de apoyo a la propuesta presentada por Felipe Calderón;
de hecho dicen coincidir plenamente con los argumentos que aquella proporciona:
“ante la existencia de una plena competencia
electoral y un sistema de partidos plural, la prohibición en materia de
reelección consecutiva para legisladores y funcionarios municipales carece de
sentido por al menos tres motivos: a) entraña costos muy importantes para la calidad
del gobierno así como para la relación entre ciudadanos y representantes
electos; b) limita sensiblemente la posibilidad de legisladores y autoridades
municipales de acumular conocimiento y experiencia en provecho de sus
representados; y c) priva a los ciudadanos de la capacidad para aprobar o
desaprobar la gestión de sus representantes en función de su desempeño.”
Recordemos que el argumento ya estaba sobre la mesa desde que, el año pasado
cuando Alonso Lujambio dijo que la democracia mexicana era tonta porque "desperdicia el talento de sus políticos."
El
segundo problema es que los argumentos de los diputados son simplones y
superficiales. Para sustentar su apoyo
a la propuesta de reelección, citan a “estudiosos del tema” como Manuel
González Oropeza, Francisco Berlín Valenzuela, Benito Nacif y Cesar Jáuregui
Robles. Ninguno de los argumentos presentados da cuenta del desarrollo y
descomposición históricos del poder legislativo en México. Es precisamente este
tipo de superficialidad que permite a muchos argumentar que “no entienden” cómo
se atreven los diputados que han sido legisladores en varias ocasiones –por
medios plurinominales– a votar en contra de la reelección. Obvio que no lo
entienden porque su fundamentalismo reeleccionista no les permite ver que la
representación proporcional en México se ha convertido en otro gran músculo de
la partidocracia. Sigue siendo mucho más fácil expresarse llanamente a favor o
en contra de la reelección sin atender al verdadero problema de fondo que es el
agotamiento de los proyectos de plurinominalidad en ambas cámaras.
Los legisladores panistas
incluso se atreven a escribir: “En el ámbito internacional, es por todos
conocido que solamente México y Costa Rica no permiten la reelección
legislativa consecutiva. Esto es otro claro ejemplo del falso debate provocado
por quienes aseguran que nuestra sociedad no se encuentra preparada para
reelegir a sus representantes.” Habría que aclararle a los legisladores que México
y Costa Rica son los únicos países que no permiten la reelección legislativa
consecutiva en Latinoamérica y el Caribe, no “en el ámbito internacional.” Y
aún más, que su ignorancia es mayúscula cuando no saben que de las dos
democracias históricas en la región (Costa Rica y Chile), la de Costa Rica ha
sido la más estable. Esto quiere decir que ilusoriamente poner a México y a
Costa Rica en términos políticos no es un vicio sino una virtud. ¡Si a alguna
democracia deberíamos querer parecernos es a la más estable de la región!
Afortunadamente
también hay buenas noticias. En especial, el voto particular del diputado por
el PT, Jaime Fernando Cárdenas Gracia, presenta una
lista de elementos que a su parecer faltan en la reforma política, veinte
críticas al dictamen y dieciséis propuestas. Más allá de estar de acuerdo o no
con todos los elementos que según el diputado hacen falta a la reforma, es
refrescante leer a alguien que dice que la reforma política no tiene un efecto
democratizador si no antes se modifican otros elementos profundamente viciosos
arraigados en el sistema político mexicano. Entre sus críticas al dictamen, el legislador
menciona que “la facultad de iniciar
consultas populares debe estar exclusivamente en manos de los ciudadanos y no
del ejecutivo o de los legisladores,” lo cual tiene todo sentido y espíritu
democratizador. El diputado también es explícito al escribir que “prever la
reelección de legisladores sin establecer la revocación del mandato, sin que el
constituyente permanente ordene la reforma en materia de medios para determinar
que ninguno de ellos puede tener bajo su control más del 20 por ciento del
espectro radioeléctrico, sin derogar el financiamiento privado y, sin una ley
que regule la democracia interna de los partidos; la reelección puede conducir
en las actuales condiciones, a la oligarquización de la política nacional.”
Esto es un eco de las voces que alertamos sobre la instauración de la
reelección sin la modificación mínima de algunos elementos del sistema político
mexicano. También el diputado hace eco a quienes hemos insistido que las
cláusulas de gobernabilidad son antidemocráticas: “Son antidemocráticas, porque
no responden al principio de que a X número de votos corresponde Y número de
escaños- las fórmulas de sobre representación –tanto del 30 por ciento vigente
como del 40 por ciento propuesto- para integrar la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal. No se debiera en consecuencia mantener ninguna cláusula de
sobrerrepresentación, sobre todo, cuando es tan elevada.”
Desafortunadamente, la
opinión y el enfoque que ofrece el diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracia sigue siendo muy minoritario. La
reforma política que se presentaba como una buena oportunidad para repensar
algunas piezas clave de nuestro sistema político parece ser ahora carne de
carroña legislativa.