martes, marzo 29, 2016

El futuro político de la Ciudad de México

Por Amando Basurto–

La participación de representantes independientes en la asamblea constituyente de la Ciudad de México será fundamental para que la capital no sea presa fácil de la partidocracia. Los aspirantes a candidatos independientes –algunos organizados en forma de colectivos como #CiudadFeminista, #TúConstituyente y #PorLaLibre– requieren no sólo de casi 74 mil firmas para registrarse como candidatos sino, después, ganar un escaño en la asamblea y, aún más importante, dar voz a propuestas que permitan refundar una ciudad políticamente participativa, incluyente y responsable.

Los temas incluidos en las plataformas de estos colectivos incluyen la promoción de políticas de igualdad con perspectiva de género, la ampliación  y garantía de derechos y libertades y la democracia horizontal y deliberativa. Todos estos temas parecen complementarios y es muy difícil pensar que algún ciudadano o colectivo intente llegar a formar parte de la asamblea con propuestas radicalmente diferentes (como promover políticas de desigualdad, restringir derechos y libertades, o impulsar una oligarquía piramidal). Hay que tomar en cuenta que en esta primera fase los aspirantes sólo tienen que obtener el apoyo necesario para poder competir en las elecciones y por ello sus plataformas son muy generales; sin embargo, vale la pena comenzar a poner sobre la mesa temas que pronto deberán ser considerados y discutidos de manera más específica.

Quisiera referirme aquí a un tema en especial: ¿El objetivo de la nueva constitución es refundar la Ciudad de México o implantar el Estado Ciudad de México? Me parece fundamental tener claridad en la diferencia entre crear el estado 32 de la República y repensar políticamente a la Ciudad de México sin replicar la estructura Estado/Municipios que impera en el resto del país. Es cierto que la nueva constitución es una legislación sujeta al marco jurídico establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes federales secundarias que de ella emanan, pero nada obliga a que la CDMX tenga que ser un estado más de la República. Refundar la CDMX requiere considerar las grandes oportunidades que representa y los límites que enfrenta.

Se puede argumentar que la CDMX es la ciudad “más progresista” del país y que su nueva constitución debe refrendar ese status, pero la ciudad también es una megalópolis sobrepoblada con graves desafíos en términos de polución ambiental, movilidad y crimen y corrupción. ¿Cuál será la mejor manera de enfrentar todos estos problemas dando voz y voto a los ciudadanos tanto en planeación como en ejecución y salvaguardando los derechos de todos quienes habitan la ciudad (sin discriminación alguna)? ¿Será necesario descentralizar la toma de decisiones a nivel delegacional, transformando a las hoy Delegaciones en Municipios? ¿O acaso será mejor mantener cierto nivel de concentración de poder en la jefatura de gobierno obligando a la creación de espacios de participación de y consulta a la ciudadanía que permita mejor planeación, transparencia y fiscalización de recursos (manteniendo en manos de las delegaciones la planeación y ejecución de políticas urbanas de impacto más local)?

La primer opción parece ser la mejor para establecer espacios de participación ciudadana localizados y efectivos; pero también puede ser la mejor manera de volver la planeación urbana aún más ineficiente y de permitir que los partidos político conviertan a las Delegaciones en pequeños feudos (cosa que ya sucede de alguna manera el día de hoy). La segunda opción pareciera otorgar mucho poder a la jefatura de gobierno, pero esto sólo sucedería así si la asamblea constituyente fallase en a) otorgar a la asamblea legislativa de CDMX suficiente poder como contrapeso, b) conferir a los ciudadanos la capacidad (eficaz) de hacer uso de los tribunales para iniciar procedimientos en contra de funcionarios públicos por causa de corrupción, conflicto de interés y/o daños y c) establecer obligaciones de transparencia y rendición de cuentas del gobierno acompañadas por la creación de espacios de participación y consulta ciudadana. Evidentemente esta “concentración” de poder puede ser peligrosa si estos contrapesos no son puntualmente establecidos en la nueva constitución de la ciudad.

Es por esto que creo la primera respuesta que hay que obtener de aquellos que quieren ser miembros de la asamblea constituyente es si están a favor de crear el estado 32 o de refundar la ciudad. Mucho depende de ello.

- Amando Basurto Salazar

Doctor en Política por la New School for Social Research, N.Y. y Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México @amandobasurto

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