martes, octubre 25, 2016

La violencia que nos pega y ¿no nos hace nada?

Hace unos días conversando con una conocida colombiana que se encontraba en Ciudad de México hablábamos de lo emocionada que estaba por estar en México y de sus deseos de dejar su país natal para venir a vivir acá, buscando una mejor vida y nuevas oportunidades de desarrollo. Por un lado, al escuchar esto me dio gusto saber que alguien de fuera vive el país de esta forma: un lugar de nuevas oportunidades y de desarrollo personal y profesional. Por otro lado, no pude evitar advertirla y decirle que no idealizara un país que si bien tiene efectivamente esas posibilidades también está inmerso en un caldo rancio de corrupción y de violencia que no puede evitar sentirse.
Me sorprende entonces la respuesta del resto de los comensales, acusándome de exagerar de no querer ver que “no estamos tan mal” como Colombia. No entraré en puntos de comparación entre la situación de Colombia y la de México, pero si quisiera reparar en el punto de México.
Este texto pudiera parecer necio, o quizás redundante, pero de verdad me parece sorprendente que en ciertos sectores sociales y geográficos del país insistamos en ser tan ciegos ante lo que nos está sucediendo. ¿Es quizás nuestro clasismo que nos deja ciegos ante la situación que vive la mayor parte del país, o nuestro urbano-centrismo que no nos deja ver más allá de nuestras cómodas colonias?    
Solo algunos apuntes de lo que sucede en nuestro país en una semana:
El diario El País da cuenta de un campo de exterminio en el desierto de Coahuila en dónde al parecer se encuentran como 4600 restos óseos de a saber cuántas personas víctimas de los Zetas. El sólo encabezado es espeluznante, pero también es aterrador leer que es un campo encontrado hace más de un año, por familiares de personas desaparecidas, y en dónde las autoridades han hecho todo lo posible por ocultar el sitio, los datos y el debido proceso para procesar las evidencias y generar algún tipo de respuestas.
Por otro lado, se vivió el #MércolesNegro o Paro de Mujeres al grito de #NiUnaMenos. Miles de mujeres en todo el país se concentraron para hacer un Paro de Labores y concentraciones para demandar un alto a la violencia feminicida. Si bien la convocatoria respondió a hecho sucedidos en Argentina, donde una adolescente fue brutalmente violentada y asesinada, las mujeres de México no sólo por un acto de sororidad salen a las calles, salen porque nuestro país es uno de los que más feminicidios tiene en la región. Es un problema estructural y el Estado no responde apropiadamente. Por ejemplo, el Estado de México fue obligado a activar la alerta de Género y pese a ello en lo que va del año muere una mujer diariamente por razones de feminicidio en la entidad.
Esta misma semana en el Estado de México un juez federal encargado de llevar casos de narcotráfico fue asesinado mientras se ejercitaba.
En Jalisco un grupo de 7 personas fue privada de su libertad, uno de ellos asesinado y 6 de ellos mutilados, al parecer por una revancha entre grupos de narcomenudistas.
Y la cereza del pastel Javier Duarte exgobernador de Veracruz acusado de numerosos actos de corrupción y delincuencia organizada se fuga en las narices ¿o con la anuencia? del Estado.
En verdad ¿qué necesitamos para reaccionar? ¿nos tiene que suceder en primera persona para hacer algo? ¿Cómo podemos aceptar que una semana en nuestras vidas esté llena de estas noticias? ¿Cómo dejar seguir la vida viviendo en “Democracia” y tener más de 26 mil desaparecidos y decenas de miles de personas asesinadas en los últimos 12 años?
Cuestionémonos seriamente qué estamos haciendo y sobre todo qué estamos dejando que se haga y con esto me refiero a las autoridades quienes parecen las más ciegas de todos. Empiezan ya los aires de cambio de gobierno y faltan dos años, pero ya hay esa urgencia para que cambien las cosas.
Dentro de este pesimismo pensemos en ser personas más conscientes y más participativas del cambio de autoridades que necesitamos y también de cambio de actitud, de no normalizar, ni dejar de ver lo que pasa porque está pasando. 


- Melissa Ortiz Massó

Melissa Ortiz Massó es activista social especialista en poder legislativo, transparencia, rendición de cuentas y acceso a la información. Promotora del Parlamento y Gobierno Abierto @melamalo

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