Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley
Un sexenio más sin planeación turística en México.
El reciente nombramiento del
nuevo director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) Enrique
Carrillo Lavat, no es mas que una expresión más de la pobre y mediocre visión
que del turismo se tiene en México. El problema no es que el maestro del ITESM
y egresado en licenciatura del ITAM –otra constante en el gobierno federal-
Carrillo Lavat, sea o no eficiente –eso lo dirán los resultados que presente en
su momento- sino que lo que demuestra el nombramiento es una visión del turismo
enfocada en la promoción y no en la planeación, menos aún la estratégica.
Si el enfoque que se da en México
al turismo ya es cuestionable al concentrarse demasiado en los atractivos de
playa descuidando otro tipo de destinos potenciales o reales, es aún peor la
falta de planeación turística que ha caracterizado al país por lo menos en los
últimos cuatro sexenios; lo cual no es una coincidencia. A partir de 1988 parte
fundamental de la estrategia de desarrollo en México ha sido la promoción del
país como un atractivo destino para inversiones o relaciones comerciales, y el
turismo no ha sido la excepción. Sin duda ha habido cambios estructurales en
muchos sentidos en el país, pero a ellos debe seguir una adecuada planeación
–de preferencia planeación estratégica- para poder aprovechar inteligente y
racionalmente los recursos, las fortalezas que se tengan así como las
oportunidades que ofrezca el entorno.
Los últimos Planes Nacionales de
Desarrollo tienen en común señalar que el turismo será piedra angular del
desarrollo en México, subrayan también la importancia de los principios
sustentables en el sector, y contienen conceptos relacionados a la planeación
estratégica –lo que fue más notorio desde el año 2000 y las presidencias
panistas- pero los resultados presentados por los gobiernos en turno también
tienen en común que aquéllas eran sólo palabras o buenos deseos, pero muy lejos
estuvieron de convertirse en realidad. En México el sector turístico carece
casi totalmente de planeación, al menos allende los centros playeros, y eso
imposibilita aprovechar los recursos culturales e históricos con los que cuenta
el país.
La tendencia global en el ámbito
turístico se dirige por un lado a la experiencia turística surgida del contacto
del visitante con la cultura local –ya no al paisaje; por otro, al rescate de
los centros urbanos como atractivos; y por último a la participación de la
población local en la planeación turística. La idea fundamental y fundacional en
este enfoque es que el turismo sea una herramienta para mejorar la calidad de
vida de los habitantes y su entorno. En consecuencia la cultura no es
únicamente un recurso museístico, sino un elemento central de la actividad
turística. Esta visión ha contribuido a que algunas ciudades, con mayor o menor
éxito, se rediseñen y/o reorganicen de acuerdo a evaluaciones y visiones
propias; además al crear su proyecto turístico de desarrollo no dependen de la
planeación proveniente del gobierno federal, o la falta de ella. Este
ejercicio, por cierto, está plasmado en los dos últimos PND pero no se ha
concretado. Los estados, municipios y/o pueblos carecen de planeación turística
o ella se encuentra sólo en proyectos, ideas o buenas intenciones que, por lo
regular a falta de presupuesto, no ven su concreción.
Se han creado mejoras
regulatorias, nuevos nombramientos o distinciones –tales como Pueblo Mágico- y
proyectos de desarrollo turístico –una vez más, mayormente en playas- pero de
poca utilidad serán si: uno) no hay una adecuada e integral planeación a nivel
federal, y dos) no se motiva la planeación estratégica de ciudades enfocada al
turismo, otorgándoles así mayor independencia a las localidades. Los casos de
Gualeguaychú y Santa Carmen de los Patagones son ejemplos de los que este
ejercicio puede hacer por pequeñas
comunidades. Barcelona, el caso paradigmático.
Sería absurdo abandonar un
recurso tan valioso como nuestras costas, pero igualmente lo es ignorar las
gran variedad y cantidad de expresiones culturales con lo que cuenta México;
gastronomía, leyendas, fiestas, tradiciones, edificaciones, bailes, olores,
sabores…Antes de promocionar a México, es necesario planear, articular
atractivos, remodelar el desarrollo turístico en su conjunto. No es posible que
destinos como Ciudad de México, Oaxaca, San Miguel de Allende, Veracruz,
Tlacotalpan, Guadalajara, carezcan de un programa de desarrollo turístico
integral o estratégico, que no cuenten con un inventario de atractivos
turísticos o que no articulen recursos a fin de ofrecer un fortalecido y
enriquecido producto Ciudad.