Obama y Romney por temas espinosos.
Por Miguel Ángel Valenzuela Shelley
Las
encuestas siguen dando al Presidente Obama ventaja sobre Mitt Romney
–al parecer el inminente candidato del Partido Republicano, GOP- pero
ésta se ha disminuido sensiblemente, y los swinging states
(estados indefinidos en preferencia partidista electoral) aumentan para
ambas campañas. En una serie de encuestas realizadas entre el 27 de
abril y el 12 de mayo por siete distintas empresas –Rasmussen, Gallup,
Associated Press, Reuters, Politico, IBD y Democracy Corps- le dan en
promedio una ventaja a Obama de 2% sobre Romney. Ahora estados como
Pensilvania, Florida o Virginia están indecisos.
Con las preferencias electorales moviéndose de un lado hacia otro entre Demócratas y Republicanos, aumentando la lista de swinging states,
las campañas del Presidente Barack Obama y el ex gobernador Mitt Romney
se están viendo obligadas a definir sus posturas en temas que podrían
definir la simpatía o rechazo hacia sus candidaturas por parte del
electorado. Temas como política militar, veteranos, política exterior,
inmigración y derechos de homosexuales, comienzan a definirse en ambas
campañas.
Barack Obama, entre el voto militar y halcones desencantados.
En
las últimas semanas el Presidente Obama ha tratado de ganar votantes en
un sector que le ha sido ajeno –o al menos no ha favorecido- a los
Demócratas: el militar. Con el discurso de acelerar el regreso de
militares de Afganistán e Irak, así como de incrementar beneficios a los
veteranos, Obama trata de aprovechar la opinión pública y militar en
ese sentido. De acuerdo a encuestas realizada en abril y mayo por parte
de Washington Post-ABC News, se extrae que 52% de los Republicanos, 56%
de Conservadores y 50% de Republicanos conservadores, consideran que “no
valió la pena la guerra en Afganistán”. A ello se agrega que 75% de los
votantes de los estados del Noreste (entre los que se encuentra
Pensilvania, un swinging state), 66% del Medio Oeste y el Sur, y
59% del Oeste, están en contra de la guerra. Esto ofrece a Obama un
escenario favorable para ganar un voto normalmente adverso a los
Demócratas. Si a los desencantados de la guerra se suman veteranos del
ejército, el Presidente Obama podría ganar estados clave y que hoy están
indecisos, como Virginia y North Carolina.
Acompañando esta
estrategia, la campaña del Presidente –a través del Vicepresidente Joe
Biden- ha señalado la incapacidad de Mitt Romney para articular sus
ideas en política exterior con la realidad de la política internacional.
Romney, señala Biden, tiene en mente un mundo de guerra fría, pero las
condiciones políticas, sociales y económicas son muy distintas. Obama
quiere que el Departamento de Estado dirija los esfuerzos por
democratizar Medio Oriente y consolidar sus alianzas, eso significaría
reducir la presencia militar estadounidense en la región; Romney, en
cambio, quiere que el Pentágono dirija la geoestrategia, lo que
significaría mantener la presencia militar norteamericana.
Mitt Romney y el voto latino.
Los
latinos son la minoría de mayor crecimiento en los Estados Unidos -43%
entre 2000 y 2010- por lo que representan un sector clave en las
elecciones, y los comicios generales de noviembre no serán la excepción.
No obstante, el candidato Republicano Mitt Romney aún no define su
postura en un tema clave para éste sector: la inmigración. Por ello es
que la campaña de Romney ha insistido en que el tema no es la política
migratoria, sino la economía y el empleo, y cómo quienes más han
resentido tal situación son los latinos. Lo que preocupa, no obstante, a
la comunidad latina es que se incrementen las deportaciones, pues de
por sí la Administración Obama ha sido muy severa en este aspecto.
El
problema para Romney, es que una de sus estrategias ha sido compensar
su falta de conservadurismo con posturas fuertes en el tema migratorio
–de hecho fue el pre candidato más duro en dicho tópico; Romney incluso
ha señalado que el marco regulatorio de Arizona debe ser el modelo para
la Unión, y también que vetaría la Dream Act, que es una
ventana a la ciudadanización para estudiantes indocumentados que hayan
llegado a los Estados Unidos siendo menores de edad. Estas posturas
explican por qué su campaña se ha concentrado en señalar y subrayar las
fallas y deudas de la Administración Obama en el tema migratorio. La de
Romney, sería aún más dura, por lo que la tendencia Republicana a perder
el voto latino continuaría y se profundizaría; G. W. Bush obtuvo el 44%
y John McCain 31%, en 2004 y 2008 respectivamente.
El espinoso asunto del matrimonio homosexual.
Un
asunto delicado, una apuesta sin duda muy arriesgada, es el apoyo al
matrimonio entre personas del mismo sexo que el Presidente Obama
manifestó la semana pasada. Obama sin duda busca volver a movilizar a
los liberales a su favor, muchos de los cuales ya no están convencidos
por él y su Administración; Obama estaba obligado a llevar a cabo
declaraciones, estrategias y políticas audaces. Sin embargo, las
declaraciones de Obama –y Biden- han unido y movilizado al ala dura del
conservadurismo en torno a Mitt Romney; algo que el Partido Republicano
no sabía cómo lograr y que ni siquiera el apoyo de Rick Santorum
recientemente provocó, lo ha hecho el Presidente Obama. La cuestión
ahora es quién ganará en un concurso de vencidas en estados clave e
indecisos, como Florida, North Carolina o Virginia. Los Republicanos
esperan que esto genere desencanto por parte de los votantes
afroamericanos, que en su mayoría no aprueban estos matrimonios. Por su
parte la campaña de Barack Obama, cifra su esperanza en que de acuerdo a
un estudio realizado por el Public Religion Research Institute en 2011,
que establece que el 44% de jóvenes evangélicos están a favor del
matrimonio entre personas del mismo sexo, es decir, dividir el propio
voto conservador.
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