Por Amando Basurto –
Las elecciones primarias en los Estados Unidos de América iniciaron
ayer noche en Iowa. El complejo sistema partidista de elección de candidatos
presidenciales comienza con la elección en forma de “caucus” (reunión de
electores de un precinto) en el estado de Iowa. Los electores comienzan a
llenar las reuniones a partir de las 6 de la tarde y tienen una abierta
discusión y promoción de los candidatos que apoyan.
En el caso del
Partido Republicano, los asistentes al caucus escuchan una retahíla de oradores
a favor de los pre-candidatos registrados y al final votan de manera secreta.
El caso del Partido Demócrata es un poco más complejo; los asistentes al caucus
ingresan al lugar de la reunión y se agrupan (literalmente se paran y/o sientan
divididos) dependiendo de a qué pre-candidato apoyan. Tras una discusión
abierta y muestras de apoyo, los votantes pueden decidir quedarse donde están
cambian de opinión y se mueven a apoyar un pre-candidato diferente al original;
si un pre-candidato no tiene el 15% de apoyo de los asistentes al caucus,
entonces esa pequeña minoría puede decidir retirarse o sumarse a uno de los
grupos de apoyo de aquellos candidatos con 15% o más. A los delegados
electos en caucus de precinto se les suma un número menor electo en caucus
distritales y el la convención estatal, en donde se designan los delegados que
representarán a Iowa en las Convenciones Nacionales Demócrata (44) y
Republicana (30).
Numerosos comentarios
aparecerán el resto de la semana sobre los resultados. Será una tormenta de
análisis electorales que no se detendrá hasta noviembre. Y antes de que todos
los datos sean computados y algoritmizados, vale la pena anotar algo que han
dejado en claro las primarias en Iowa: ni Hillary Clinton ni Donald Trump son
los candidatos infalibles que en algún momento creyeron ser. Iowa es un estado
pequeño con una población de 3 millones que sólo aporta sólo 6 de 538 votos al
colegio electoral, pero Bernie Sanders, Ted Cruz y Marco Rubio han recibido un
gran “empujón” al simplemente demostrar que son candidatos viables, con muy
buenas organizaciones para la movilización política local (que es requerida en
elecciones tipo caucus). Además, las primeras toallas han sido arrojadas; los
exgobernadores de Maryland y Arkansas, Martin O’Malley y Mike Huckabee, han
decidido que una fue suficiente y ya no intentarán ganar la nominación. Las
batallas se aclaran y probablemente, sólo probablemente, se volverán más serias
tanto en tono como en contenido.
Para muchos la noticia más importante es que Donald Trump no ganó en Iowa y responde al hecho a que este candidato ha hecho y dicho hasta lo imposible (y lo imaginario) para ganarse el cariño y la antipatía de un público políticamente polarizado. Tanto ruido han hecho las declaraciones de Trump que pocos han puesto atención en el perfil político del Republicano ganador de Iowa, Ted cruz. Cruz es el candidato más conservador del pelotón líder. Su plataforma está tapizada de “conservadurismo anti-establishment” que incluye desde la defensa de los 10 mandamientos ante los ataques desde la Suprema Corte hasta un plan (Five for Freedom) que propone eliminar el sistema de tributación (IRS), los Departamentos de Educación, de Energía, de Comercio y de Vivienda y Desarrollo Urbano. En términos de política de migración, la oferta de Cruz no dista mucho de la de Trump (sólo en la manera en que está fraseada) ya que propone construir un mejor muro fronterizo, aumentar la seguridad, e incrementar las deportaciones. Es decir, las de ayer no son buenas noticias a pesar de que Donald Trump haya perdido la primaria de Iowa. Ahora veamos lo que acontece en New Hampshire.
- Amando Basurto Salazar
Doctor en Política por la New School for Social Research, NY y Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México
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