Por Carlos Luis Sánchez y Sánchez
La reciente
designación de Gabriel Quadri como precandidato del Partido Nueva Alianza a la
Presidencia de la República termina de integrar formalmente el conjunto de
alternativas sobre las que habrá de elegir al titular del Poder Ejecutivo el 1 de julio próximo. Quadri es un especialista en
temas de economía urbana y desarrollo sustentable, un outsider desconocido no sólo para el común de la ciudadanía sino
entre la clase política tradicional.
Lo relevante de ésta (pre)candidatura descansa en dos
cuestiones: 1) Si Gabriel Quadri coadyuvará a que Nueva Alianza trascienda el
umbral del 2% en la próxima votación nacional y con ello pueda conservar el
registro como Partido Político y 2) si
Nueva Alianza jugará un papel estratégico en la elección Presidencial.
Todo esto en la medida en que logre movilizar a una importante proporción de su
coalición de electores, y con ello inclinar la balanza hacia Enrique Peña Nieto
(PRI), Josefina Vázques Mota (PAN) y remotamente (por su franco rechazo al
partido y su líder de facto Elba Esther Gordillo) hacia Andrés Manuel López
Obrador (PRD).
En el primer caso, el hecho de que Nueva Alianza mantenga
el registro no descansa en la candidatura de Quadri; el partido lo tiene
asegurado con la votación que obtenga en los 175 distritos de mayoría que se
reservó para ir sólo en la contienda cuando firmó la fallida alianza con el PRI
en noviembre pasado. De hecho, la coalición con el PRI y el Partido Verde –que
se basaba en ir aliados en 125 de las 300
diputaciones de mayoría, (72 candidaturas serían para el PRI, 30 para el PVEM y 23 para el PANAL) y
que incluía también encabezar 4 Senadurías (Chiapas, Sinaloa, Puebla y Nayarit)–
representaba para el PANAL un 3% o 4% extra aproximadamente; con la alianza con
el PRI iban sobre un óptimo de 6% de la votación nacional.
Por
otra parte, si Nueva Alianza jugará o no un papel de partido pivote en la
elección de julio próximo dependerá de que la competencia electoral –que
inicia formalmente a finales de marzo– se fragmente en más de dos candidaturas
presidenciales relevantes. Es decir, que se vaya configurando paulatinamente un
escenario reflejado en las encuestas en el que, por ejemplo, se vislumbre que el
tercer candidato más votado (sea quién sea) superará un umbral del 20% y
con ello los punteros alcanzaran
cada uno menos del 40% de los votos.
Como sabemos, ésta fue la distribución que se presentó en
la elección de julio del 2006, en donde se atribuye a un segmento de votantes el
haber sido decisivos en el triunfo de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López
Obrador por menos de un punto porcentual (0.58% ó 243 mil 934 votos). Se ha
especulado acerca de que estos votantes provienen de una coalición que habría
sufragado por los distintos candidatos a Diputados Federales de Nueva Alianza, pero
que no lo hicieron por Roberto Campa, el candidato a la Presidencia.
Lo relevante es que la explicación de la incidencia que
tuvo y que posiblemente pueda tener Nueva Alianza en la elección Presidencial,
se encuentra por un lado en un sistema de partidos predominantemente tripartita
en el que un tercer candidato a la Presidencia puede alcanzar más del 20% de
los votos y por otro en la vigencia de la regla de elección del Presidente de
la República, basada en la mayoría relativa, lo cual produce un ganador con un estrecho margen de diferencia respecto del
segundo lugar y con un bajo apoyo popular, tal y como sucedió en 2006. Este
contexto ofrece a Nueva Alianza los incentivos necesarios no sólo para
participar en la elección y avanzar en la consecución de escaños y
prerrogativas, sino también para –como ocurrió hace seis años– hacer un llamado
a la diferenciación de su voto. Sólo hay que recordar como Roberto Campa, en la
última fase de la campaña, pedía que al menos le dieran al partido "uno de
tres" votos; era una cuasi declinación implícita de Campa, como se dijo en
ese entonces a favor de Felipe Calderón.
¿Esto fue así? En
principio, con los datos oficiales a nivel agregado podemos ilustrar el éxito
de la diferenciación del voto de la coalición "nuevo aliancista:" su
candidato a la Presidencia obtuvo 401 mil 884 votos (0.96%) mientras que en la
elección de Diputados de Mayoría la votación fue de 1 millón 872 mil 283 votos
(4.54%) lo que a la postre le permitió obtener el registro como Partido
Político Nacional. Lo anterior
muestra que más de 1 millón 470 mil votantes de Nueva Alianza, distribuyeron su
voto entre el resto de los candidatos a la Presidencia: PRI/PVEM,
PRD/PT/Convergencia e incluso Alternativa Socialdemócrata pero sobretodo
habrían, si queremos ser conservadores, coadyuvado en el triunfo de Felipe Calderón.
Esto justificaría la repartición subsecuente de carteras y posiciones en el
Gobierno Federal (La Subdirección de Educación Media Básica en la Secretaría de
Educación Pública, La dirección de la Lotería Nacional, la Secretaría Ejecutiva
del Sistema Nacional de Seguridad Pública para el propio Campa entre las más
mencionadas) a la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, líder de facto de
Nueva Alianza.
Si Nueva Alianza
contribuyó al triunfo de Calderón o no, sólo podemos saberlo con la ayuda de
una encuesta de salida (exit poll por
sus siglas en inglés) aplicando distintos análisis que pueden ir de lo
descriptivo a lo inferencial. Un primer acercamiento con una sencilla tabla
cruzada en que se presenta la relación entre Voto por Diputado Federal y Voto por Presidente, utilizando los datos de la Encuesta
de Salida realizada por el Departamento de Investigación del Periódico Reforma
nos indica que:
Voto
por Presidente * Voto por Diputado
Voto por Diputado
|
|||||
Voto por Presidente
|
PRD/PT/CV
|
PRI/PVEM
|
PAN
|
Nueva Alianza
|
Alternativa
|
PRD
|
91.4
|
14.1
|
8.4
|
30.4
|
30.9
|
PRI
|
2.5
|
71.1
|
3.6
|
13.1
|
4.0
|
PAN
|
4.9
|
12.0
|
85.9
|
34.3
|
28.2
|
Nueva Alianza
|
0.1
|
0.4
|
0.2
|
11.0
|
1.3
|
Alternativa
Socialdemócrata
|
0.8
|
1.7
|
1.4
|
8.5
|
32.9
|
Ns/Nc
|
0.2
|
0.6
|
0.5
|
2.8
|
2.7
|
Total
|
100
|
100
|
100
|
100
|
100
|
Coeficiente de
Contingencia: .75 V de Cramer: .57
Chi-cuadrado: .000.
Fuente: Encuesta
de Salida Nacional 2 de julio del 2006. Departamento de Investigación Periódico
Reforma N: 5662
La
distribución de las personas que votaron por Nueva Alianza por Diputado pero
que lo hicieron por distintos partidos a la Presidencia de la República fue de
la siguiente forma: En su mayoría, pequeña pero mayoría, por Felipe Calderón en
34.3%., en segundo lugar con 30.4% por el PRD (Andrés Manuel López Obrador
también se benefició del voto de esta coalición) la diferencia entre ambos fue
de .4% (similar a los resultados oficiales), 13.1% por el PRI, 8.5% por
Alternativa Socialdemócrata y sólo en 11% por Roberto Campa. En suma, es posible señalar, al menos en un
primer momento, que existió una coordinación estratégica, escasa pero exitosa, entre
los electores de Nueva Alianza que tuvo un peso específico en el triunfo de
Felipe Calderón en la elección Presidencial del 2006.
Sin
embargo, que una situación de este tipo se
repita dependerá primero del curso mismo de la campaña, es decir de que la brecha entre el primero y
segundo lugar se acorte paulatinamente e indique que el día de la jornada la
elección se pueda decidir por una mínima diferencia. Y segundo, dependerá de la
capacidad de convencimiento y movilización que pueda tener Elba Esther Gordillo
y los distintos líderes locales de Nueva Alianza para propiciar un voto
diferenciado a favor de Enrique Peña Nieto o en su defecto Josefina Vázquez
Mota.
Carlos Luis Sánchez y Sánchez. Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México y Doctor en Investigación en Ciencias sociales, con orientación en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México.
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