Comparto
algunas de las críticas y/o señalamientos que se hacen con respecto al
Movimiento estudiantil #YoSoy132, al cual pertenezco. Me parece, y así lo
intenté, que la agenda debía ser más política (estructural) y menos anti EPN,
pues con ello se eliminaría –como sucedió- la posibilidad de un debate con
todos los candidatos, así como la interlocución con un probable Presidente
electo. Además el impacto sería inconmensurablemente mayor si se hubiese
logrado un acuerdo/compromiso de una Reforma política. Tienen razón, el
Movimiento no es apartidista pues nace de un No a EPN, aunque no está
claramente inclinado hacia favorecer a un candidato, sí lo está contra uno de
ellos; esto anula el apartidismo. Si fuera anti sistema democracia presidencialista,
anti sistema político -por ubicarlo anti algo, lo que no es indispensable-
sería apartidista, y la cuestión es que EPN en este momento representa precisamente
un sistema político con el que no se está de acuerdo, pero los demás también; Enriqye
Peña Nieto (EPN) representa la impunidad que parece caracterizar -en buena
medida, pero únicamente- al PRI. Esta "personalización" del
Movimiento se explica porque éste surge de aquél de la Ibero, por y en
condiciones muy específicas.
Creo
que el Movimiento debió buscar compromisos para una Reforma política que abra
espacios en la toma de decisiones políticas y gubernamentales -referéndum,
plebiscito, revocación de mandato, rendición de cuentas- a fin de trascender el
1o de julio e impactar en la estructura política, transitando hacia una
democracia mixta. Pero no se decidió así en las Asambleas; en todo caso, le
dieron un segundo lugar a esas cuestiones. Me parece que el #YoSoy132 no pudo o
no supo leer su impacto coyuntural, amén de su probable permanencia, en cuyo
caso estaría por verse qué peso político-social representaría. El peso en las
primeras dos o tres semanas era un hecho, y tenía la capacidad de sentar a
negociar a casi cualquier fuerza política –recordemos que el Senado le abrió
las puertas del recinto legislativo, lo que fue ignorado. Ahora es una
incógnita.
Las
críticas y sospechas mencionan la falta de capacidad de autocrítica; de ello no
estoy del todo convencido. En la UNAM, sección a la que pertenezco, hay muchas
constantes discusiones de diversos temas, en ellas se critican algunas
cuestiones y decisiones del Movimiento. Creo que parte de la intolerancia de la
que es acusado el #YoSoy132 -en unos momentos hablaré de los errados conceptos-
viene porque el Movimiento ha sido más que cuestionado atacado, en muchas
ocasiones sin fundamentos, y le estamos endilgando a los jóvenes una
responsabilidad que no deberían tener, al menos no sólo ellos. En vez de
apoyarlos, también en las calles, sólo lo hacemos en facebook o twitter cuando
no se les critica. Las batallas sólo, te ponen muy a la defensiva. Recordemos
que es un Movimiento muy joven, y que en únicamente pocos días tuvieron que
"evolucionar" de 131 jóvenes en la Universidad Iberoamericana a un
Movimiento estudiantil de más de 50 centros de estudio, con una Agenda mucho
más amplia que "Sí somos universitarios y no manipulados"...Qué bueno
que muchos de sus críticos apoyen o simpaticen con Movimientos estudiantiles y
sociales de otras latitudes, ellos también tuvieron y tienen sus problemas,
fallas, deficiencias, pero aún así fueron apoyados, ya que el hartazgo era
generalizado...pregúntenle a los egipcios.
Por
último, sólo quisiera señalar algo que de alguna manera sigue preocupándome y
-hasta cierto punto- extrañándome. Me refiero a la mala comprensión y en
consecuencia utilización de algunos conceptos clave, tales como tolerancia y
aún más democracia. Tolerancia tiene más que ver con inequidad que con equidad,
me explico. Cuando uno tolera, se ubica por encima del otro ya sea moral,
ideológica, racial o intelectualmente; la cuestión es de derechos, no
tolerancia. El Otro tiene el derecho de disentir y expresarlo, estoy obligado a
reconocer y aceptar su diferencia, no a tolerarla. El Movimiento de derechos
civiles por afroamericanos (EEUU) o el Movimiento feminista, no buscaron -o
buscan- tolerancia, sino equidad, derechos.
Por
otra parte, se maneja democracia como sinónimo de democracia liberal, y no son
lo mismo. No señalaré por qué ambos pueden ser hasta antitéticos, esa es una
discusión teórica que no tiene sentido establecer en este momento, pero sí por
qué uno es distinto de otro en aspectos elementales, y que esta
"confusión" genera lecturas erróneas e incomprensión de escenarios y
estrategias. Hace un par de semanas escuché que el coordinador de campaña de Josefina
Vázquez Mota (JVM) afirmaba que "un demócrata no puede estar a favor o
justificar la violencia como instrumento de la política" -palabras más o
menos; argüir tal cosa demuestra una gran confusión o ignorancia, y señalamientos
similares he escuchado en diversos ámbitos. Democracia es el gobierno del
pueblo -y eso en una concepción matizada y modernizada, pues en un principio
era la perversión de la República- sustituyendo mecanismos o gobiernos cerrados,
y para que se diera un cambio en ellos -mecanismos y gobierno- era
indispensable -no sé si la conjugación sea correcta, eso espero- un movimiento
político en las calles, por lo regular violento. Abrir espacios de poder, de
toma de decisión, no es fácil y por lo regular carece de vías legales e
institucionales; la historia nos ha enseñado eso. Por tanto, un demócrata no
puede estar contra la utilización de la violencia como una herramienta
legítima, si bien NO deseable, de la política. No es lo mismo a ser apólogo de
la violencia; nadie, en su sano juicio, puede serlo. Al menos no per se.
La
democracia liberal, es sólo un tipo de democracia, aunque no lo crean no es la
única. Esta sí supone un dominio del marco jurídico sobre el político, lo que
es cuestionable desde un punto de vista teórico e inclusive práctico; las
elecciones dudosas de 2006 así lo ejemplifican. Aclaro, en aquella elección
anulé mi voto, pero yo no sé quién ganó y me hubiera gustado saberlo. La
elección fue cuestionable, eso es indiscutible. En la democracia liberal el
poder de los ciudadanos se limita a la representación -a cargo de los partidos
políticos- y ahí se da la discusión; ahí se expresa el pluralismo. Por cierto,
¿cómo logran acuerdo visiones alternas y/o antitéticas? ¿Cómo se toman
decisiones en el Congreso? Por votación, ¿cierto? Esas son matemáticas, no
racionalidad, si acaso razonabilidad, no son los mismo.
P.
S.
Uno
de los más recientes ataques o sospechas sobre #YoSoy132, señala la relación
entre el Movimiento y Carlos Slim - Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La
relación sospechosista es la siguiente: Carlos Slim es cercano a AMLO, Miguel
Torruco –empresario turístico y una persona influyente en el medio- es cercano
a AMLO, Slim y Torruco son consuegros, otro de los hijos de Torruco (al parecer
esa es la relación) es estudiante de la Ibero, y líder –como se señala es la
acusación sospechosista- del #YoSoy132. La misma acusación se pregunta ¿en
dónde estaban los maestros y autoridades de la Ibero, que permitieron faltas de
respeto y agresiones a EPN? El blog que promovió esto, también afirma que es la
primera vez que se cuestiona a un candidato de esta manera, señala que no era
necesario tanto Movimiento, pues con el simple voto se expresa al sentir
popular. A esto respondo de la siguiente manera:
1. El
movimiento estudiantil #YoSoy132 no tiene líderes, es algo que no pueden
comprender quienes no han estado en uno. El Movimiento estudiantil del 68, no
tenía líderes, sino representantes; este es el mismo caso. ¿Cómo podría un muchacho
controlar o influir, manipular, etc., a más de 54 centros de estudios de toda
la República? Las expresiones de la Ibero, fueron organizadas, no orquestadas.
Y si buscáramos relaciones consanguíneas de políticos o de la élite del poder,
encontraríamos un sin fin de complots globales.
2. Las
Universidades son foros abiertos de expresión, discusión, debate, o eso
deberían ser. Los candidatos no están al margen de ello, ni deben estarlo. No
están por encima de nada, ni de nadie. Son, a fin de cuentas, nuestros
empleados, nuestros servidores públicos. Los maestros y autoridades
universitarias no deben limitar ni coartar la libertad de expresión; eso
fueron, expresiones. Ni siquiera fueron mentiras.
3. Claro que
otros candidatos han sido cuestionados o “agredidos”, tal vez peor que a EPN en
la Ibero; Diego Fernández de Cevallos o Francisco Labastida Ochoa, son ejemplos
claros de ello.
4. El voto
popular es una forma de expresar una opinión política, pero lejos está de ser
la única, aún en tiempos electorales. El pueblo es actor político cuando se
convierte en legislador o cuando sale a la calle; eso dicen algunos teóricos de
la política, no es sólo mi opinión. Decir que el pueblo debe expresarse sólo en
las urnas es una visión muy estrecha de la dinámica político-social o muy
manipuladora y temerosa.
Finalmente, para quienes
dudan del peso de los medios de comunicación, los Medios no pueden imponer un
candidato o presidente, pero pueden influir determinantemente en ambos casos,
creer que no tienen esa capacidad, es una opción, pero es falsa. Casos hay
muchos en la historia; pueden preguntarle al propio Al Gore.
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